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NOTABLE AUMENTO
Las inmobiliarias que gestionan la compraventa de inmuebles en el rural han experimentado un notable aumento de operaciones en los últimos dos años. El envejecimiento poblacional (el 31% sobrepasa los 65 años) ha disparado la oferta de inmuebles disponibles, transformando la estructura social de la provincia y generando una oportunidad única para nuevos compradores.
El mercado inmobiliario rural de Ourense se presenta como un campo de estudio estratégico, definido por la intersección de una crisis demográfica profunda y una abundancia latente de activos patrimoniales asequibles. El análisis revela una dicotomía fundamental: aunque el valor intrínseco de las propiedades es elevado, su precio de mercado se ve deprimido por externalidades como la falta de servicios o la dispersión geográfica. A esto se suma la complejidad burocrática: la inseguridad jurídica de muchos títulos de propiedad, a menudo basados en antiguas herencias indivisas o acuerdos verbales que no constan en el Registro, dificulta la salida al mercado de muchos bienes.
La concentración de población mayor garantiza un volumen constante de viviendas de segunda mano y activos rústicos, a menudo listados a precios muy competitivos debido a la urgencia de la venta o la imposibilidad de los herederos para gestionar el mantenimiento.
Según datos de portales inmobiliarios, el precio medio en Ourense capital alcanzó los 1.432 €/m² en octubre de 2025 (un aumento del 4,99% respecto a octubre de 2024). Sin embargo, este promedio esconde grandes diferencias: mientras la zona centro alcanza los 2.141 €/m², el cinturón periurbano registra mínimos de 723 €/m². Esto supone que el suelo urbano triplica el precio del rural, con una diferencia de costes de casi el 200%.
María Isabel Freitas, responsable de Inmobiliaria Celenny (San Cibrao das Viñas), ayuda a comprender los resortes de esta demanda: “Ahora mismo, el 80% de nuestros clientes está aquí en el rural. Tras la pandemia, la gente busca contacto directo con la naturaleza; muchos quedaron muy afectados por el confinamiento y valoran los espacios abiertos”. Freitas señala oportunidades en zonas como A Carballeira o A Mioteira: “Hay casas familiares en buen estado por 50.000 o 60.000 euros. Eso sí, requieren reformas porque muchas llevan desde los años 80 sin actualizarse”.
El perfil es claro: “Un 75% es gente joven, entre 30 y 36 años, profesionales que buscan tranquilidad y, en muchos casos, facilidades para el teletrabajo. La mayoría se hacen con la casa a través de una hipoteca. El otro 15% son retornados”. Sin embargo, advierte de la otra cara de la moneda: “La gente compra barato, pero da un paso atrás cuando ve el coste de la mano de obra. La escasez de profesionales de la construcción en la zona encarece los presupuestos, por lo que las casas semiderruidas apenas representan un 2% de las ventas”.
Jorge Fernández Loureiro, propietario de la inmobiliaria Metropole, describe el cambio radical: “Antes, el rural estaba prácticamente desahuciado. Hoy, las ventas se han duplicado o triplicado respecto a 2020”. Loureiro apunta a un fenómeno curioso: la llegada de compradores de fuera de Galicia. “Viene gente de zonas cálidas como Alicante, Baleares o Valencia que se toman muy en serio el cambio climático. Huyen del calor extremo y la masificación, buscando el frescor de Ourense”. Este escenario lo condicionan también los costes asequibles de la vida en la provincia.
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