El obispado de Ourense recomienda no tener dinero en los templos

Tras los últimos asaltos sufridos a templos, el obispado de Ourense ha recordado que, de acuerdo a los protocolos que ha transmitido a los párrocos, no debe quedar dinero en el interior de los templos, sino que “debe llevarse al banco lo antes posible, o guardalo en un lugar seguro”, según indicó el vicario de Patrimonio de la diócesis, Raúl Alfonso.

El vicario comentaba que “el modus operandi que tienen los asaltantes es romper la cerradura o un cristal, o levantar una parte del tejado de fácil acceso para poder entrar. A veces abren los cajones de las sacristías y tiran la ropa para ver si el párroco ha dejado algo escondido”, continúa Alfonso. “Si los párrocos nos hacen caso, no habrá nada. Las iglesias muchas veces no son seguras porque no disponen de sistemas de protección o alarma que impidan los accesos”.

"Una talla o un cáliz les causarían problemas, porque son difíciles de colocar”, señala Raúl Alfonso

Precisamente gracias a esa forma de actuar se ha conseguido que, en la mayoría de los robos, el asaltante se haya ido de vacío. “Lo que se hace habitualmente es recaudar el dinero durante la misa y después se lleva a otra parte”, repite el vicario de Patrimonio, que limita a los daños causados como la peor consecuencia. “Hacen daño porque te estropean la puerta, rompen las ventanas o levantan una parte del tejado, y al final lo que pueden llevarse es entre poco y nada, porque como mucho pueden quedar tres o cuatro euros”, sigue relatando Raúl Alfonso, quien añade que “tenemos un seguro que cubre los daños en caso de robo, y muchas veces cuesta más reparar los destrozos que las cantidades que se llevan”.

Patrimonio controlado

A la hora de establecer un perfil sobre los ladrones, el vicario de Patrimonio indica que es raro que se lleven algo más que dinero. “Cada parroquia debe tener inventariado todo lo que hay de valor: cálices, copones, patenas, tallas, etc. Cuando no hay dinero, es raro que se lleven objetos artísticos o de plata, porque les causaría problemas al estar catalogadas, lo que hace que no sea fácil colocarlas en ningún mercado”.

En aquellos casos donde se ha llegado a la sustracción de esos objetos “la Guardia Civil nos facilitó imágenes para recuperarlos. Cada párroco debe tener un libro donde consten los objetos de valor que tiene con fotos, su descripción y características, por si pretendieran llevarse alguna talla o un cáliz para intentar venderlos”, dice Alfonso.