Ourense agrupará sus parroquias y sus misas y podrán darlas seglares

La parroquia ha sido siempre el lugar de referencia para cualquier practicante de la fe católica. Es la división administrativa más pequeña, en la que se puede asistir a misa, recibir catequesis u organizar aquellas acciones que los creyentes consideren necesarias. Pero el papel de las parroquias está a punto de cambiar debido sobre todo a la falta de vocaciones, que ha llevado a la diócesis de Ourense a realizar una reforma en la gestión de las 735 parroquias con las que cuenta en estos momentos. 

Francisco Pernas, vicario para la Pastoral de la diócesis de Ourense, explica que “es un proceso que comenzó en 2016. Ese año se pidió a todos los arciprestazgos (uniones de parroquias próximas entre sí) que empezaran a preparar un modelo de agrupación denominado Unidad de Acción Pastoral (UAP), y ahora vamos a intentar ponerlo en práctica”.  

Desde finales del año pasado, han sido varios los encuentros organizados por los párrocos para dar a conocer los cambios que se van a producir. El más reciente fue a comienzos de la semana pasada, cuando la zona noroeste de la provincia -que abarca Amoeiro, Vilamarín, A Peroxa, Coles y los barrios de A Ponte, O Vinteún, así como los lugares de Vilar de Astrés y Santa Cruz de Arrabaldo- debatió la forma en que se agruparían las parroquias eclesiásticas. De ese encuentro surgieron dos propuestas que serán presentadas al obispo, Leonardo Lemos, en un encuentro previsto en julio.

Pernas incide en que las UAPs no significarán la disolución de las parroquias. “Cada una conserva su identidad: nombre, sello, archivo y patrimonio, pero la acción pastoral será conjunta. Esto implica educar a los fieles en un nuevo modo de actuar: si hasta ahora era el sacerdote quien acudía al encuentro de la comunidad, ahora esta debe acudir al encuentro del sacerdote”, argumenta el religioso.

Trabajo en equipo

La nueva organización de la diócesis, prevista en 97 UAPs, de las cuales se han definido ya 40, implicará que el párroco dejará de trabajar solo. La intención del obispado es que grupos de un mínimo de 4 y un máximo de 11 sacerdotes (dependiendo de la extensión a cubrir) mantengan la labor pastoral y sean apoyados en el día a día por los propios laicos. 

“Cada sacerdote podrá atender un número determinado de parroquias”, sigue relatando don Francisco Pernas, “pero no va a poder impartir catequesis o celebrar la misa en todas. Para ayudar, incorporaremos a la acción pastoral a sacristanes, catequistas o lectores, que tendrán que asumir un papel más activo”. 

El calendario para ir articulando estas nuevas áreas tiene fecha de cierre: julio de 2025, pero las reuniones “las deciden los arziprestazgos. Sus responsables suelen celebrar un encuentro el tercer domingo de cada mes, y esperamos que vayan convocando a los fieles”, dice el vicario para la Pastoral.

La cuestión de la misa

Uno de los puntos que más debate está suscitando en esta reorganización son en qué parroquias se celebrará la eucaristía. Francisco Pernas explica que, por norma general, un sacerdote no debería celebrar más de tres un domingo, “y la tercera con autorización del obispo”, puntualiza. La diócesis cuenta en estos momentos con 143 curas dedicados a la acción parroquial, de los cuales 32 tienen más de 75 años, la edad recomendada para que un sacerdote se jubile. Eso suponen cinco parroquias para cada uno, lo cual hace inviable la celebración del culto en todas de forma diaria. 

“La idea es que la misa se celebre en una parroquia de la UAP de forma rotatoria”, cuenta Francisco Pernas, “y para quien no pueda desplazarse, formaremos Asistentes Dominicales a la Espera de Presbíteros (ADEP), fieles laicos que lleven la Ceremonia de la Palabra y distribuyan la eucaristía ya consagrada”.