LOS TITULARES DE HOY
La portada de La Región de este domingo, 21 de diciembre
UNA VIDA DEDICADA AL SACERDOCIO
El sacerdocio se cruzó muy pronto con Rafael Nogueira. Comenzó a plantearse su vocación con diez años y próximo a soplar noventa velas sigue ejerciendo de párroco. Lo hace atendiendo a cinco comunidades de A Peroxa, Barra de Miño, Graíces, Ocelle y Coles, que recorre cada ocho días para ejercer frente a sus feligreses.
Su vocación frustrada es la de músico, aunque confiesa que “cando un é pequeno, non ten claro nada. Na aldea (Salamonde) a xente xuntábase a diario para falar, tocar música e facer de todo. Alí estaba tamén un sacerdote vasco, Félix Suberviola, que cando eu tiña dez anos díxome que tiña vocación sacerdotal”.
Tras un pequeño debate en el que estuvieron sobre la mesa el monasterio de Oseira y la orden de los Jesuitas, Nogueira llegó al seminario diocesano, y tras vestir la sotana, vivió sus primeros años como sacerdote ejerciendo de coadjutor en A Ponte.
Al poco de su ordenación, le llegó la oportunidad de trasladarse a Chile, donde permaneció durante una década. “Fun cun compañeiro do Carballiño”, recuerda el religioso, “e quedei alí dez anos. Primeiro nunha parroquia de Lautaro e despois en Nueva Imperial (ambas al sur del país), onde coincidín cun compañeiro de Xinzo”.
De sus diez años de estancia allí, recuerda que “é un país moi culto, e algunhas zonas do sur son como Galicia. Téñenme dito de voltar, pero non sei se quero facelo, porque seguro que toda a xente que coñecía xa non está”, afirma.
A finales de los años 70 del siglo pasado, regresó a Ourense gracias a que su viaje se hizo con garantía de retorno dentro de la Obra para la Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA). “A miña irmá animoume a volver pola saúde de nosa nai”. Tras su regreso, se le asignó la parroquia de San Eusebio de A Peroxa, vacante al fallecer su predecesor, donde tuvo que hacer frente a una deuda de 36.000 pesetas por el arreglo de las puertas de la iglesia.
“De San Eusebio pasei a Santa María de Barra, porque falecera o párroco tamén”, y así fueron creciendo sus responsabilidades hasta las cinco parroquias que gestiona actualmente. “Aténdoas cada oito días”, explica don Rafael, “e aguanto ben, aínda que agora teño un problema de columna e cústame estar de pé durante a última misa”.
“Vexo a situación difícil, pero cremos no Espírito Santo, que é quen controla o cotarro”, afirma don Rafael
En calidad de párroco, Rafael Nogueira no es ajeno a los cambios que se avecinan en la diócesis. “Vexo a situación difícil, pero cremos no Espírito Santo, que é quen controla o cotarro”, asegura. Sí ve con buenos ojos el mayor protagonismo que tendrán los laicos porque “había moitos curas. A xente acudía máis a misa, pero participaba menos. E seguro que algún o fai moi ben”, expresa.
Sobre la falta de vocaciones, Nogueira cree que “depende moito das familias. As queixas pola falta de sacerdotes acaban cando lle preguntas a un pai se animaría ó seu fillo para que fose cura”.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
LOS TITULARES DE HOY
La portada de La Región de este domingo, 21 de diciembre
TRES GRANDES PROYECTOS
Los principales objetivos de la Fundación San Rosendo para el 2026, obras y proyectos
Lo último
Plácido Blanco Bembibre
HISTORIAS INCREÍBLES
Navidad o la fragilidad de Dios
PRAZA DE ABASTOSA
O mercado de Nadal de Celanova, estímulo para o consumo local
Jesús Prieto Guijo
LA OPINIÓN
Parricidio en El Palmar