Un viajero incansable en un espacio muy pequeño

UNA VIDA DEDICADA AL SACERDOCIO

Don Rafael Nogueira se acerca a los 90 años, y sigue atendiendo cinco parroquias del rural de Ourense de las que se ha ido haciendo cargo según sus responsables fallecieron

La historia de Rafael Nogueira, párroco en cinco comunidades de la provincia de Ourense | La Región

El sacerdocio se cruzó muy pronto con Rafael Nogueira. Comenzó a plantearse su vocación con diez años y próximo a soplar noventa velas sigue ejerciendo de párroco. Lo hace atendiendo a cinco comunidades de A Peroxa, Barra de Miño, Graíces, Ocelle y Coles, que recorre cada ocho días para ejercer frente a sus feligreses. 

Su vocación frustrada es la de músico, aunque confiesa que “cando un é pequeno, non ten claro nada. Na aldea (Salamonde) a xente xuntábase a diario para falar, tocar música e facer de todo. Alí estaba tamén un sacerdote vasco, Félix Suberviola, que cando eu tiña dez anos díxome que tiña vocación sacerdotal”. 

Tras un pequeño debate en el que estuvieron sobre la mesa el monasterio de Oseira y la orden de los Jesuitas, Nogueira llegó al seminario diocesano, y tras vestir la sotana, vivió sus primeros años como sacerdote ejerciendo de coadjutor en A Ponte

La década americana

Al poco de su ordenación, le llegó la oportunidad de trasladarse a Chile, donde permaneció durante una década. “Fun cun compañeiro do Carballiño”, recuerda el religioso, “e quedei alí dez anos. Primeiro nunha parroquia de Lautaro e despois en Nueva Imperial (ambas al sur del país), onde coincidín cun compañeiro de Xinzo”. 

De sus diez años de estancia allí, recuerda que “é un país moi culto, e algunhas zonas do sur son como Galicia. Téñenme dito de voltar, pero non sei se quero facelo, porque seguro que toda a xente que coñecía xa non está”, afirma. 

Acción parroquial

A finales de los años 70 del siglo pasado, regresó a Ourense gracias a que su viaje se hizo con garantía de retorno dentro de la Obra para la Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA). “A miña irmá animoume a volver pola saúde de nosa nai”. Tras su regreso, se le asignó la parroquia de San Eusebio de A Peroxa, vacante al fallecer su predecesor, donde tuvo que hacer frente a una deuda de 36.000 pesetas por el arreglo de las puertas de la iglesia. 

“De San Eusebio pasei a Santa María de Barra, porque falecera o párroco tamén”, y así fueron creciendo sus responsabilidades hasta las cinco parroquias que gestiona actualmente. “Aténdoas cada oito días”, explica don Rafael, “e aguanto ben, aínda que agora teño un problema de columna e cústame estar de pé durante a última misa”. 

Los cambios

“Vexo a situación difícil, pero cremos no Espírito Santo, que é quen controla o cotarro”, afirma don Rafael

En calidad de párroco, Rafael Nogueira no es ajeno a los cambios que se avecinan en la diócesis. “Vexo a situación difícil, pero cremos no Espírito Santo, que é quen controla o cotarro”, asegura. Sí ve con buenos ojos el mayor protagonismo que tendrán los laicos porque “había moitos curas. A xente acudía máis a misa, pero participaba menos. E seguro que algún o fai moi ben”, expresa

Sobre la falta de vocaciones, Nogueira cree que “depende moito das familias. As queixas pola falta de sacerdotes acaban cando lle preguntas a un pai se animaría ó seu fillo para que fose cura”.

Contenido patrocinado

stats