Computación cuántica y desarrollo 6G, pautas para el avance digital

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El internet de las cosas y los vehículos autónomos marcan el futuro de la industria

La tecnología 6G supondrá un salto cualitativo en la relación con las redes actuales.
La tecnología 6G supondrá un salto cualitativo en la relación con las redes actuales. | La Región

El 2025 está marcado por avances tecnológicos que están transformando silenciosamente nuestras vidas, más allá del protagonismo de la inteligencia artificial. Desde redes de conectividad más rápidas hasta nuevas formas de computación, realidad extendida y robótica avanzada, las innovaciones están consolidándose en sectores clave como la salud, la industria, el transporte y las telecomunicaciones.

Durante décadas, la computación cuántica fue más una promesa que una realidad, reservada a laboratorios experimentales y simulaciones académicas. Sin embargo, 2025 ha empezado a ver sus primeras aplicaciones reales fuera del laboratorio. Empresas de sectores como la farmacéutica y las finanzas ya están utilizando algoritmos cuánticos para resolver problemas que resultan imposibles o demasiado lentos para los ordenadores tradicionales.

Por otra parte, y aunque llevamos años escuchando hablar del 5G, es en 2025 cuando esta tecnología realmente empieza a materializar su potencial. Hoy, las redes 5G ya están desplegadas en buena parte del mundo, proporcionando conexiones móviles más rápidas, estables y con menor latencia. Esto habilita el funcionamiento del Internet de las Cosas (IoT), la realidad aumentada (AR) y los vehículos autónomos. Gracias al 5G, los dispositivos se comunican en tiempo real, lo que resulta crucial para aplicaciones como la cirugía remota, la gestión del tráfico urbano en ciudades inteligentes, y la automatización industrial a gran escala.

En paralelo, las investigaciones sobre la próxima generación de redes (el 6G, con velocidades hasta 100 veces superiores al 5G) ya están en marcha. Aunque su despliegue no se espera hasta la década de 2030, países como Corea del Sur, Japón, Estados Unidos y miembros de la Unión Europea ya están invirtiendo en definir estándares y casos de uso.

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