ORÁCULO DAS BURGAS
Horóscopo del día: sábado, 20 de diciembre
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La incorporación de tecnología avanzada en el nuevo ecosistema financiero, cada vez más digital e interconectado, hace posible monitorear o supervisar en tiempo real las transacciones digitales, identificar comportamientos anómalos y disminuir el riesgo. Sin embargo, el uso creciente de datos sensibles, como análisis de crédito y evaluación de riesgos, requiere tecnologías de vanguardia para proteger la información y las transacciones.
Las entidades bancarias incrementan periódicamente su inversión en seguridad ante una actividad delictiva que aprovecha con mayor intensidad las brechas de los procesos de autenticación y validación de los servidores online para generar pérdidas económicas directas y también de reputación, erosionando la confianza de los clientes, ahorradores e inversores, lo que atrae a su vez una mayor supervisión regulatoria.
El incremento exponencial del fraude y de ciberataques en el sector financiero ha provocado en las últimas décadas, según datos del Fondo Monetario Internacional, más de 20.000 ciberataques y 2.000 millones de euros de pérdidas.
La Autoridad Bancaria Europea (EBA) reveló que, según el 42,4% de los bancos europeos, uno de los principales riesgos operacionales son los pagos fraudulentos, concentrándose en dos: las transferencias (57,25 %) y las tarjetas (32,02 %). Para paliar esta situación, en enero de este año entró en funcionamiento en Europa el Reglamento DORA, de resiliencia y ciberseguridad aplicable al sector financiero y a los proveedores de servicios de comunicación y tecnológicos, y la Directiva NIS2, que refuerza la ciberseguridad en infraestructuras críticas.
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