Mª Carmen González, psicóloga: “Que queden o no secuelas depende también de cómo lo gestionemos ahora”

EFECTIVOS DE EXTICNIÓN DE INCENDIOS

María del Carmen González Hermo, miembro del GIPCE y vicesecretaria del Colegio de Psicología de Galicia, explica cómo las catástrofes recientes afectan a los afectados y la importancia de la intervención psicológica.

María del Carmen González Hermo, vicesecretaria del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia.
María del Carmen González Hermo, vicesecretaria del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia.

María del Carmen González Hermo estudió Psicología y actualmente es miembro de la Comisión Coordinadora del Grupo de Intervención Psicológica en Catástrofes y Emergencias (GIPCE) y vicesecretaria del Colegio Oficial de Psicología de Galicia. Con base a sus conocimientos y experiencia habla sobre cómo influyen en los afectados catástrofes como las vividas este mes en España con una de las peores olas de incendios de la historia en el país.

Pregunta.¿En qué consiste la gestión psicológica de crisis?

Respuesta.Nosotros en el GIPCE, el apoyo a la atención psicológica de emergencias se produce cuando las personas afectadas o las familias lo requieren porque a veces la atención psicológica no es una atención que haya que dar en el momento cero. Lo primero es que se salven las vidas y lo material y luego es cuando las personas necesitan el apoyo psicológico, que les ayuda a activar sus mecanismos de defensa y protección ante una emergencia.

P.¿Los efectivos que luchan ahora contra incendios pueden sentir síntomas de fatiga psicológica o problemas de salud mental días después, una vez desaparezca la adrenalina, o ya se manifiestan ahora?

R.También los sienten ahora, pero a lo mejor no pueden parar. El cuerpo funciona muy bien, mientras tiene que actuar, lo hace, pero cuando acaba es cuando la parte psicológica se nota más. No quiere decir que ahora estén como si no les pasara nada, claro que no, pero es que es como que están equilibrados el agotamiento y la atención, o el desánimo y la esperanza.

P.¿Es habitual que personas que nunca han vivido una situación así sufran un estado de shock en esos primeros momentos?

R.Claro, cualquier persona puede sufrir un shock y depende de varios factores como la gravedad, de cómo esté afectado, del riesgo que percibamos para nuestras vidas y las de nuestros seres queridos y también de la capacidad que percibamos nosotros y los que nos rodean de afrontamiento. El cuerpo entra en shock cuando las necesidades que prevé que va a necesitar son mucho más grandes de los recursos que tiene.

P.¿Cómo se trabaja con este tipo de personas a nivel mental una vez que acaban estas catástrofes??

R.Lo que hacen los recursos psicológicos es activar sus mecanismos de cuidado y de protección, que en ocasiones supone activar también el apoyo familiar o el cuidado mutuo. Lo primero es comprobar las necesidades que tienen y eso se ve escuchando a las personas y los que las rodean. También hay que ver los recursos psicológicos y dirigirlos hacia el cuidado mutuo, hacia el autocuidado y buscando que la persona pueda volver a restaurar las rutinas, identificar sus emociones, hacer que vuelvan, identificarlas y gestionarlas.

P.¿Estas crisis a nivel mental afectan especialmente a las personas vulnerables como mayores y niños?

R.Afectan a toda la población cuya vida está en riesgo, tal y como la tenían prevista se ve alterada y ahora hay un hueco de incertidumbre al no saber qué va a ser de mi vida. Afecta también a los que no lo están viviendo, pero lo ven desde otro sitio, aunque no con la misma intensidad que los que lo sufren. Además, si no me puedo defender o si veo que yo ya no puedo hacer nada por mí o por los demás, eso también me hace más vulnerable. En ese sentido sí que niños, ancianos o personas con diversidad son más vulnerables

P.¿Cómo se les puede ayudar?

R.Es importante informarles en la medida de lo posible, por ejemplo en los niños, en la medida de lo que puedan entender es importante informarles de la parte que está bajo control, lo que sí se puede hacer. La información tiene que contener lo que le afecta a ellos, quién le puede ayudar, qué medios están actuando, cómo pueden colaborar y ponerse a salvo o cómo pueden ayudar. Cuando damos mucha ayuda y no damos información, al final estamos inhabilitando también a las personas y una de las cosas que nos va a ayudar a recuperarnos es el poder hacer algo por los demás o por el bien común, por mi bien y por el bien de las personas a las que quiero. Que yo pueda hacer algo por otras personas va a meter en mí una emoción también de ternura, de compasión, de coraje, de utilidad, es añadir emociones que sí me van a ser útiles para salir de ahí.

P.¿Cómo se gestionan emociones de otras personas como el miedo o el enfado?

R.Si hay personas que están asustadas o muy enfadadas, escúchalas, no tienes por qué llevarles la contraria porque es una emoción natural que están viviendo en esta situación tan dura, pero no ayudes a aumentar esas emociones. Si hay una persona muy asustada, dale seguridad, dile que tú estás ahí. No le puedes garantizar a nadie que el fuego no va a llegar a su casa, pero sí que no eres peligroso para esa persona y que vas a hacer lo posible para cuidarla.

P.En los días siguientes a la catástrofe, ¿qué síntomas a nivel mental alertan de la necesidad de acudir a un profesional?

R.Pasado un tiempo los síntomas que nos pueden ayudar es ver que no soy capaz de volver a la vida cotidiana, pues no soy capaz porque sigo teniendo pesadillas con la misma intensidad que cuando fue la emergencia, tengo cambios de humor que me hacen que no me pueda relacionar con las personas que me rodean, dificultades de concentración, de memoria o las cosas que antes me gustaba hacer ahora no me gustan. Es verdad que hay un tiempo que esto tiene que ser así porque para poder reconstruir la vida tengo que volver a encontrar la vía adecuada y volver a reconstruir con lo que tengo ahora. Eso no se hace en un mes ni en dos, puede que a lo mejor lo físico sea más claro que está reconstruido, pero lo emocional a veces lleva un poco más reconstruirlo y no es fácil.

P.¿Este tipo de catástrofes suelen dejar secuelas a largo plazo?

R.A veces cuando decimos eso parece que todo el mundo las va a sufrir y luego pasan unos meses y vemos que la población se recupera maravillosamente porque somos muy resilientes. Deja secuelas en algunas personas, que pueden ser las personas que más indefensas se vieron, las que percibieron más abandono o más riesgo para su vida. En ese caso pueden dejar ciertas secuelas que haga que me cueste confiar en los vecinos, que me cueste afrontar luego las situaciones o planificar el futuro porque me quedo con miedo e incertidumbre hacia él. Si no me cuido y no recibo el apoyo adecuado, si no me encamino, si no reactivo mis mecanismos de defensa y de resiliencia, pues eso puede acabar con problemas de adicciones, aislamiento u otras cosas. Pero no es que esto vaya a acabar así, que haya secuelas o no depende también de cómo lo gestionemos ahora.

Contenido patrocinado

stats