Otra denuncia a la expareja de Juana Rivas por acoso

Francesco Arcuri, expareja de Juana Rivas, ha sido denunciado nuevamente por presunta violencia de género, tras realizar 90 intentos de contacto en 23 días. La denuncia se enmarca en un contexto de “violencia de género habitual y violencia vicaria”, y los abogados de Rivas solicitan medidas de protección para ella y sus hijos, incluyendo una orden de alejamiento y prohibición de comunicación. Argumentan que los intentos de contacto causan un “desasosiego” en Rivas, quien ha tenido que cambiar de domicilio y suspender actividades familiares debido a estos intentos de acoso. Además, se destaca que Arcuri, a pesar de las denuncias previas, tiene conocimiento de la situación judicial y del riesgo que representa para la familia. Los abogados consideran que su propósito es “controlar y subyugar” a Rivas y a sus hijos.

La denuncia resalta que Arcuri, al estar en España sin justificación aparente, ha intensificado el acoso telefónico, lo que ha generado un temor fundado en Rivas, quien ya había alertado sobre el riesgo de entregar a su hijo al padre debido a la hostilidad y el historial de denuncias mutuas. Los abogados de Rivas señalan que Arcuri, plenamente consciente de las denuncias y de la situación legal, ha continuado con su comportamiento perturbador, alterando la vida de la denunciante. Esta situación de acoso y control constante se presenta como un intento de manipulación y dominio sobre todos los miembros de la familia, especialmente sobre Rivas, a través de su presencia invasiva y su constante interferencia en su bienestar.

Por todo ello, sostienen, “era plenamente conocedor de que su injustificada visita a España del 22 al 24 de diciembre de 2024, unida a determinados mensajes que se ventilan en otro procedimiento, habían generado ya el justificado temor de la denunciante, e incluso, la existencia de una evaluación Viogén con riesgo alto”, aseguran.

A pesar de las denuncias previas y las medidas tomadas, Arcuri continúa actuando de manera invasiva, lo que ha generado un creciente temor y desasosiego en Rivas, quien ha tenido que tomar medidas para protegerse. Este comportamiento ha aumentado el estrés y la vulnerabilidad de Rivas, quien se ve obligada a cambiar sus rutinas para protegerse.