Palla real, también conocida como espadaina

ZONA VERDE

Los espadañales son refugio de muchas especies de aves acuáticas

Ejemplar de Typha latifolia.
Ejemplar de Typha latifolia. | La Región

La espadaña, anea, bayón, enea, gladio, puro, totora o tule, conocida científicamente con el nombre de Typha latifolia y en gallego como palla real, es una planta herbácea perenne originaria de países del hemisferio norte, perteneciente a la familia de las Tifáceas, que suele crecer en grupos densos en humedales. También se le conoce en gallego con el nombre de espadaina, aunque con ello se puede dar lugar a confusión con la espadaina auténtica que es el género Iris pseudocorus.

Etimológicamente su nombre genérico typha deriva del griego y significa “junco de agua o de pantano” en referencia a su hábitat en lugares húmedos; el adjetivo latifolia proviene de las raíces latinas latus que significa “ancho” y folium que significa “hoja”, en referencia a la anchura de sus hojas.

Sus rizomas son reptantes, esponjosos y largos, y permiten la propagación vegetativa colonizando así nuevas áreas. Crecen horizontalmente y de ellos brotan en primavera las hojas. También de ellos surgen los tallos, erectos y robustos, con forma de junco, lisos y de color verde, que pueden llegar a alcanzar hasta tres metros de altura; en su extremo superior llevan una espiga cilíndrica que en gallego se llama “bofardo”. Sus hojas, casi todas basales, son planas, largas, con forma de espada pueden medir hasta más de un metro de largo; son color verde intenso y tienen unas vainas que envuelven el tallo en la base. La mencionada espiga está compuesta en realidad por dos espigas: la de arriba, más estrecha y de color marrón, es la que lleva las flores masculinas, y la de abajo, más ancha y de color amarillento, que lleva las flores femeninas. Esta disposición favorece una eficaz polinización. Su fruto contiene una sola semilla. Esta presente en hábitats acuáticos de aguas superficiales, tales como zonas pantanosas, charcas y márgenes de ríos y de riachuelos y lagunas de toda Galicia y florece principalmente en los meses de verano. Hay muchas a lo largo del curso del río Barbaña; también en el Miño a su paso por la capital orensana. Aunque necesita vivir en zonas de buena exposición solar, no resiste las sequías.

La planta, por su tamaño y sus espigas vistosas, suelen utilizarse para ornamentar estanques de jardines y, también, como elemento decorativo de interiores, colocada en floreros y jarrones. Las espigas incluso vienen teñidas de diversos colores. En las pirotecnias utilizan los tallos para las hacer cañas de los fuegos de artificio. Tradicionalmente los tallos y las hojas se utilizaban en cestería y también para hacer esteras y sombreros. Y en algunas regiones, los tallos, flores y frutos se usaban médicamente para frenar las diarreas, combatir el dolor de muelas o en casos de hemorroides. Las hojas son también diuréticas. Sus brotes tiernos fueron utilizados tanto en la alimentación humana como en la alimentación animal. Asimismo, las semillas, con un cierto sabor a nuez tras tostarlas y molerlas, se utilizan en repostería. Los tallos, y las inflorescencias, una vez secos, se empleaban como combustible. Las espigas se utilizaban en los juegos infantiles para simular un puro.

Actualmente, por sus múltiples beneficios ecológicos, se usa en proyectos en ecosistemas acuáticos, especialmente por su capacidad de eliminar metales pesados y otros elementos contaminantes del agua, contribuyendo así a la mejora de la calidad de la misma. Los espadañales son refugio muchas especies de aves acuáticas. De todos modos debe tenerse encuesta que puede convertirse en una especie invasora, motivo por el cual es necesario controlar su expansión mediante a eliminación manual de los rizomas o el uso de barreras físicas.

En Galicias, aunque menos abundante, está presente Typha domingensis, especialmente en zonas del litoral.

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