Marta Sánchez, jueza en Trives: “Me sorprendió lo mucho que se aprende en un juzgado pequeño”

Marta Sánchez Paramio no sabe de dónde le viene la vocación, pero desde el instituto siempre quiso estudiar Derecho. No es una tradición que le venga de familia, ya que ninguno de los integrantes realizaron carreras de letras. Sin embargo, una vez que se encendió la llama de esa pasión, nunca más se apagó, por lo que se mudó de Burela a Asturias para cumplir su sueño.

Durante las prácticas, en el cuarto año de universidad, se empezó a interesar por la judicatura. “Siempre tuve claro que quería dedicarme a ser juez y nunca me planteé ni cambiar de decisión ni valorar otras opciones”, confiesa. Su sueño se materializó a principios de 2023 cuando recibió su despacho de manos del rey.

En febrero de 2023, comenzó su andadura en la judicatura, en A Pobra de Trives (1.970 habitantes). “La experiencia está siendo muy buena, aquí se trabaja muy bien porque los funcionarios tienen mucha antigüedad y al empezar a mí me ayudaron muchísimo”, señala Sánchez Paramio.

El Juzgado de Trives tiene una característica que puede ser un obstáculo para los togados que comienzan su camino: no hay más jueces que puedan ayudar cuando surge alguna duda. “Es un poco particular porque no tienes a lo mejor a quien acudir si tienes alguna duda, al final estás tú solo”, señala la jueza, aunque indica que con el tiempo uno va aprendiendo con los propios conocimientos a solucionarlo solo y también puede contar con compañeros que han tenido que resolver un asunto similar.

Por otra parte, en el caso de A Pobra de Trives, el trato entre los vecinos es cercano, ya que su población no supera los 2.000 habitantes. “Al principio la situación es un poco particular porque todo el mundo te puede conocer y tú conoces los asuntos de la gente, pero luego te acostumbras enseguida y a mí me resulta hasta agradable porque es muy familiar en ese sentido, al final conoces a casi todo el mundo, aunque tú haces tu trabajo y nadie se mete, aquí son muy respetuosos”, señala. Respecto a la asistencia a los juicios, indica que, salvo excepciones, no suele haber mucho público.

El balance que hace de los dos primeros años es muy positivo. “Me ha sorprendido la variedad de casos y lo mucho que se puede aprender en un juzgado pequeño”, asegura.

En cuanto a sus preferencias jurídicas, se inclina por la fase de juzgar frente a la de instrucción. “Me parece más interesante en el sentido de que estudias los casos, buscas jurisprudencia, materia que te pueda servir para resolver el asunto y entonces en esa parte me gusta más que lo que es meramente la instrucción”, confiesa.

A medio plazo se ve en un juzgado de instancia en Lugo o A Coruña y más a largo plazo le gustaría estar en alguna sección de una audiencia provincial.