El comercio reclama medidas para frenar la oleada de robos en negocios de O Barco

La oleada de robos que, desde hace días, sufre el comercio de O Barco de Valdeorras hizo saltar la alarma en el sector. Los empresarios dicen estar hartos, afirman tener “miedo” ante la “inseguridad” que padecen y exigen a las autoridades competentes la adopción de las medidas necesarias para poner fin a la situación. Sobre todo cuando consideran que podría tratarse de una única persona la que está detrás de estos asaltos a negocios.

Los comerciantes consideran que las fuerzas de seguridad -Pollicía Local y Guardia Civil- están cumpliendo con su cometido y subrayan la detención de un hombre, sorprendido “in fraganti” en el interior de un establecimiento comercial por guardias civiles, cuando posiblemente procedía a introducir diferentes objetos en una bolsa. Posteriormente, quedaría en libertad tras declarar en el Juzgado, según apuntaron fuentes del sector. La detención no frenó la oleada de robos, que continuaba horas después en otro local.

Los locales robados durante las pasadas fechas navideñas abarcan muy diferentes actividades y van desde un establecimiento de hostelería, hasta uno de venta de pinturas, pasando por otro de instrumentos agrícolas y una tienda de artículos “gourmet” de alimentación, según confirmaron sus propietarios, quienes no descartaron que pudiese haber otras víctimas que no trascendieron.

"Modus operandi"

El “modus operandi” del autor es prácticamente similar en todos ellos. El ladrón recurre generalmente a una tapa de un registro o una alcantarilla para romper la luna de cristal del local para acceder a su interior deslizándose por el espacio abierto. De ahí que en dos de los negocios “visitados” fuesen vistos rastros de sangre como consecuencia de cortes causados por el cristal. Incluso, en uno de ellos, el intruso dejó un envase de Betadine utilizado para curar la herida.

El botín no suele ser excesivo y acostumbra a limitarse al dinero depositado en la caja registradora y algún que otro producto. En todo caso, acostumbra a ser muy inferior a los daños ocasionados en los negocios. Desde daños en los equipos informáticos hasta la rotura de cristales. Cabe resaltar que una tienda de repostería de la villa ya hubo de cambiar tres lunas en los últimos meses.