Pazolandia, pero sin final feliz para el COB

EL AMBIENTE EN EL PAZO

El COB rozó con los dedos un triunfo de peso en un derbi intenso como pocos y con una afición entregada a los suyos por cantidad y por calidad

El cobismo no falla.
El cobismo no falla.

Decía la canción “vintage”: si yo tuviera una escoba, cuantas cosas barrería. Si el COB jugase así (más o menos) siempre, cuantos partidos ganaría. Por lo menos, los últimos que se dejó en el tintero ante rivales de menor entidad sobre el papel. Los ourensanos salieron dolidos al derbi. Las heridas de Morón dejaron cicatrices que aún se sentían. Solo podían curar con una actuación a la altura. Enfrente, un Obradoiro con galones y billetes para dar y tomar. Se le plantó cara, se le metió miedo y en el enésimo cara a cara final, en la hora de la verdad, salió cruz incluso con una desventaja demasiado abultada visto lo visto.

El cobismo respondió a lo grande, también tras perder por 30 ante el colista. Eso de no fallarle a los suyos va en el ADN
Ambiente en el Pazo.
Ambiente en el Pazo.

La primera parte fue intensa, pero sin demasiada calidad. Hubo fallos impropios por ambos bandos. El paso por los vestuarios mejoró a ourensanos y santiagueses. El COB rozó el sobresaliente. Apretó en defensa al máximo, condicionado por la ausencia de un testimonial Gill y un no presente Lisboa. Demasiado lastre para medirse a una plantilla que no tiene fin. No fue suficiente. Perdieron con las zapatillas puestas y sin reproches.

¿Y el Pazo? Fue Pazolandia. Muchos y muy buenos sentados en sus asientos. El cobismo no falla. Tampoco tras perder ante el colista por 30. Va en el ADN.

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