TRIBUNALES

9 años y 10 meses de cárcel por lesiones y maltrato habitual a su bebé

La sentencia también dicta una pena de 6 años y 4 meses a la madre del pequeño Izan, por lesiones y maltrato por omisión. El bebé ingresó en 2014 en la UCI con una fractura craneal severa con hemorragia

La Audiencia considera responsable a Víctor Gómez de una tentativa de asesinato a un bebé de 10 meses al que cuidaba mientras su pareja, la madre del pequeño, asistía a un curso, pero lo condena por lesiones porque desistió en el ánimo de matar. Dos delitos de lesiones graves y uno de maltrato habitual llevarán a prisión al autor material pero también a su expareja, Alba Pérez, la madre del niño, por omisión. La sentencia de 75 folios, de la que fue ponente Antonio Piña, impone nueve años y 10 meses a él y seis años y cuatro meses para la procesada, por permitir el maltrato. "Tenía la obligación legal de garantizar al menor un adecuado desarrollo e impedir cualquier acto lesivo".

La sala considera probado que el inculpado se aprovechó de la incapacidad de defensa del menor para atentar contra su integridad física. Para los magistrados, la progenitora lo consentía y no realizó "actuación alguna para evitar que tales golpes y zarandeos violentos y reiterados continuasen, a pesar de ser consciente, por las evidencias físicas, de que éstos se estaban produciendo y de que con ellos se estaban a causando lesiones al menor". Los médicos evidenciaron múltiples fracturas. 

La agresión más grave, la que estuvo a punto de acabar con su vida, ocurrió el 20 de marzo de 2014, cuando la madre no estaba en casa, causada por "un golpe de alta energía". En el periodo que medió entre las 07.50 y las 09.30 horas, Gómez, "preso de la ira, a buen seguro ante los lloros del niño, bien por demandar alimento o por motivo de proceso catarral, cogió al menor procedió a agitarlo y a golpearlo fuertemente contra una superficie lisa, causándole un traumatismo craneoencefálico con fractura" que estuvo a punto de causarle la muerte. El propio inculpado reanimó al pequeño y lo llevó al hospital, aunque antes recogió a la madre en un curso de Cáritas , por lo que el tribunal, aunque aprecia tentativa del asesinato con alevosía, el desestimiento activo (dolo de salvación) a efectos prácticos conlleva una condena por lesiones.

La justificación dada por los inculpados sobre el origen de las fracturas atribuidas al maltrato habitual -introducir las extremidades entre los barrotes de la cuna-, tal como recuerda la sala, fueron descartadas tanto por la policía que examinó la cuna como por la pediatra que atendió la niño cuando fue ingresado.

Los magistrados creen que la madre sí era conocedora del maltrato que sufría su hijo. No sólo por los hematomas que presentaba el día de su hospitalización sino porque las fracturas, según las explicaciones de los médicos, "llaman la atención a los cuidadores habituales". El niño "no puede girarse y agarrarse".

Y, aunque no existe prueba directa que permita identificar a una persona en concreto como autora de los malos tratos apreciados por forenses, pediatras y un traumatólogo, la sala aplica la exclusión lógica, una vez descartado el carácter congénito o accidental de las lesiones: "El menor ha estado siempre al cuidado directo de los acusados, sin que se haya podido acreditar la existencia de estadías del menor con personas ajenas a los propios acusados".

Ninguno de ellos podrá acercarse al pequeño, quien el 24 de abril cumplirá cuatro años, hasta 2021. 

El niño lloraba cuando un hombre se le acercaba

Los magistrados ponderan el carácter agresivo del acusado, quien, según su expareja, sufría explosiones de ira:  "Gritaba, lanzaba patadas al aire y decía palabrotas”, añadiendo "que salía a fumar un cigarro y se tranquilizaba”. Pero también valoran la reacción del bebé cuando estuvo en la UCI: lloraba cuando el úni co enfermero se le acercaba o incluso ante la presencia del marido de una de las pediatras. Ante la presencia de mujeres,  se echaba a sus brazos.

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