Me solidarizo con Cristina Cifuentes. Y lo digo en serio. Yo también falsifiqué mis notas alguna vez. Claro que lo hice a los quince años y aquello no afectó a nadie, salvo a mi prestigio en mi propia casa ante mis padres. Si por falsificar unas notas alguien tiene que dimitir, yo creo que debería dimitir toda España. ¿Quién no ha falsificado sus notas alguna vez?
El problema de Cristina Cifuentes no es que se haya inventado un máster que no hizo, el problema de Cristina Cifuentes es que mintió y miente como una bellaca. La palabra bellaco ya no la usa nadie. Cuando yo era crío salía mucho en los comics de El Capitán Trueno en expresiones muy contundentes del tipo "¡atrás, bellacos!" y otras parecidas. El Capitán Trueno no decía nunca "putos moros" porque en realidad él era mucho más políticamente correcto de lo que nos podemos imaginar hoy. En lugar de "putos moros" decía "Santiago y cierra España" que le quedaba mucho mejor. Como más fino. Por cierto que El Capitán Trueno, no sé si lo recuerdan, estaba enamorado de Sigrid de Thule, una chica con el pelo rubio y largo como Cristina Cifuentes, solo que Sigrid era sueca y Cristina Cifuentes es madrileña. Dónde va a parar. En cualquier caso aquel era un amor imposible.
El Capitán Trueno era un personaje increíblemente moderno visto desde hoy. Sí ya sé que empecé escribiendo este artículo sobre Cristina Cifuentes pero me interesa más el Capitán Trueno, la verdad. Digo que el Capitán Trueno era increíblemente moderno porque a) vivía ese amor imposible con Sigrid como el del Rick de Casablanca con Ingrid Bergman; b) tenía una relación muy complicada con su suegro, Ragnar, que era un hipster sueco con barba y melena; c) llevaba falda como Miguel Bosé aquel día; d) era un hombre soltero con un niño adoptado, Crispín, esto es lo más moderno del mundo incluso hoy; e) su mejor amigo era un cachas de gimnasio más bruto que un arado, Goliath; f) estaba en todos los fregados pero no se sabía nunca que hacía allí exactamente, como una especie de Brian de "La Vida de Brian"; g) se relacionaba con todos los grandes personajes de su tiempo y de cualquier otro tiempo, como por ejemplo el rey Arturo o los Reyes Católicos, a él el espacio temporal le daba lo mismo; y h) siempre estaba protegiendo al débil, eso sí a espadazos, era una especie de manía que tenía, lo de los espadazos. Como decía aquella preciosa canción de los ochenta: "Ven Capitán Trueno, haz que gane el bueno, que el mundo está al revés".
Como ven, a mí el asunto Cristina Cifuentes me importa un rábano. Prefiero al Capitán Trueno. Y tengo los primeros ochenta números encuadernados. Me refiero a los ejemplares de la edición grande en color de los años setenta, los más bonitos creo.
El Capitán Trueno nunca hubiera falsificado un máster. Eso lo sé seguro.
