Opinión

Lo mejor del fútbol

Lo mejor del fútbol, lo mejor de la última Eurocopa no ha sido la trepidante final, ni el fabuloso gol desde fuera del área de Éder, ese chico de Guinea–Bisáu que dio la victoria a nuestros vecinos del oeste. No. Lo mejor del fútbol es un vídeo que se titula así: "The very best of football", y se hizo viral en internet la semana pasada. Un vídeo de treinta segundos de duración grabado en el estadio de Saint-Denis tras el partido entre Francia y Portugal.

En él un niño portugués consuela a un aficionado francés que llora apenado. No sabemos lo que se dicen ya que el vídeo no tiene audio. Está grabado por alguna televisión desde bastante lejos y la calidad de imagen ni siquiera es buena. Al principio el aficionado francés, sorprendido, responde con amabilidad al niño. Y lo hace no de una forma mecánica sino con simpatía y agradecimiento, se le nota, incluso le da un beso en la cabeza. Es una de esas reacciones en parte automáticas, como cuando tenemos que estrecharle la mano a alguien desconocido y sonreír, pero que en su caso y en sus circunstancias, captado por una cámara indiscreta, se ve completamente sincera y real. Después sigue su camino secándose las lágrimas malamente, como puede.

Pero el niño no está dispuesto a que la cosa quede así, ¡ah, no! ¿cuándo se ha visto que un portugués abandone?, nunca. Lo sigue caminando a su lado, le pone una mano en el brazo y le dice algo. El joven francés se para, se vuelve de nuevo hacia el chaval y todavía llorando le regala un par de veces ese gesto de felicitación y victoria, con el puño cerrado y el pulgar hacia arriba. El niño se lo devuelve. Después hablan y entonces el francés, muy emocionado se agacha, lo abraza, sonríe y por fin... deja de llorar.

El súperheroe de la selección portuguesa, Cristiano Ronaldo, desapareció del campo en el minuto veinticuatro del partido para consternación de sus incontables seguidores, pero mágicamente reapareció una vez acabado el encuentro, convertido entonces en un chiquillo con camiseta roja, visera azul y un peluche en la mano, abrazando con cariño a un contrincante. Yo no soy especialmente futbolero pero me hubiera gustado haber sido, por un momento, ese aficionado francés.

La escena me recordó un precioso poema del escritor brasileño Flàvio de Souza, en el que se cuenta como un niño no entiende al principio pero al final entiende mejor que nadie, porqué llora su padre que ha perdido el empleo. Un poema que significativamente se titula "Os homems não choran" y que acaba así, más o menos: "Llorar no es un defecto / sirve para echar la tristeza fuera y dejar la alegría dentro / los lobos cuando están tristes aúllan a la luna / los pájaros vuelan sin parar / los peces nadan en lo oscuro / pero los hombres no, / los hombres lloran."

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