Opinión

El monstruo ha llegado

El Monstruo, la Amenaza, Godzilla, el Armagedón, la Cosa, Nosferatu, Magneto, Orcos, el Hombre Lobo, Alien el Octavo Pasajero, King Kong, Sauron, los Muertos Vivientes, Gremlins, el Leviatán, la Novia de Frankenstein... Todo eso parece ser, según algunos, el "coitado" Pablo Iglesias. No será para tanto ¿no?, digo yo.

Desde que el chico de la coleta puso nerviosos a los grandes partidos en las últimas elecciones, los periódicos no dejan de inundarnos con declaraciones de toda clase de personajes (esos sí que son monstruos aunque lleven corbatas de rayas; por cierto ¿quién se las elige?) explicándonos la maldad de ese muchacho tremendo, Pablo, un ente maligno forjado seguramente en las cavernas de Isengard mediante las artes maléficas de Saruman. ¡Uaaaau! Alucino. Pobre chaval. La que le ha caído encima. Ni que fuera Chucky el Muñeco Diabólico. Mucho les ha tenido que fastidiar su aparición a tantos para que tantos pongan tanto empeño en denostarlo.

Pero lo divertido como en una escena de los Simpson o Padre de Familia, es que Pablo Iglesias no ha hecho nada desde las últimas elecciones. Ni se ha movido. Ni ha dicho nada, ni replicado a nada. Casi es un ni-ni. Parece desaparecido del mapa como si hubiera sido engullido por sus propias ideas. Seguro que está tan tranquilo acicalándose la melena con algún Herbal Essence y lo que digan o dejen de decir acerca de él le da igual.

Tal vez Pablo Iglesias era en verdad un gremlin y si lo hubiéramos rociado con agua pasadas las doce de la noche se habría encendido como un monstruo gamberro y salvaje. Pero de momento, durante el día al menos, Pablo parece un tipo de lo más coherente que hemos visto en años, cariñoso y decente. Educado. Gentil. Un gremling diurno casi amoroso como un peluche al que solo dan ganas de abrazarlo y darle un beso. Nada más. Así que no se entiende ese odio que se ha desatado hacia él en la mayoría de los medios de comunicación desde La Razón hasta El País. Claro que esto último es una tautología idiota ya que La Razón y El País son desde hace mucho tiempo pareja de hecho.

Aparte de las ideas que tenga cada uno, yo creo que la cosa va por otro lado. Creo que nuestros políticos ven en ese joven crítico y peleón, la imagen de lo que pudieron haber sido ellos una vez cuando también eran jóvenes y soñaban con ideas de verdad, antes de dejarse arrastrar por el dinero. Quizás ven en ese Pablo medio moderno, medio hippie, medio hipster, protestón, discutidor, inteligente y lúcido, el reflejo de lo que pudieron haber sido ellos y no fueron nunca. Y tal vez sea precisamente eso lo que los asusta, les da miedo y los avergüenza. Quizás es que aun tienen algo de vergüenza, ¿puede ser? Quizás, quizás, quizás, como decían Los Panchos.

Y es que al final... las canciones nos lo explican todo.

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