Opinión

El pollito Calimero

Últimamente el discurso de muchos independentistas catalanes había adoptado de forma temporal un perfil bajo. Pero ya vuelven a la carga, por ejemplo insultando al futbolista Carles Puyol en las redes sociales con motivo de un spot publicitario en China en el que Puyol dice "Soy Carles Puyol, español". Los insultos llegan a llamarle payaso, cabrón, desertor, vete a acabar tu puta carrera al Real Madrid y otras lindezas. Ya que el spot es precisamente para promocionar la Liga de Fútbol Española en China, los comentarios solo revelan el nivelazo intelectual y la capacidad de razonamiento de sus autores.

Pero no me interesa eso, imbéciles y maleducados sobran, los dan gratis por el mundo. Me interesa más el discurso victimista de ciertos independentistas catalanes. Ese en el que "ellos" son unos pobres represaliados por "nosotros" el poderoso estado español. No hacen más que quejarse esos chicos. Como aquel pollito Calimero de mi infancia: "¡Ay, qué mala suerte tengo, nadie me quiere porque soy pequeño y negro!"

Los independentistas catalanes emplean siempre ese discurso sorprendente, el de la víctima. El del cordero a punto de ser degollado. ¿Estarán colonizados? Yo creo que sí. Yo veo a Junqueras colonizado, en bolas, un pobre indígena sin recursos con un taparrabos de hojas de palmera, y subiendo a una ídem para bajarse unos cocos. Y la verdad, no me causa muy buena impresión ese chico que vive tan malamente sin subvenciones en la isla de Guanahaní.
Hace años en una reunión de amigos fui acusado por un venezolano muy combativo de que yo, como español era culpable directo del expolio de sudamérica. O sea, como si Víctor González hubiera estado allí en el 1500 sacando la plata del Potosí para traerla a Europa. Durante un rato conversé con él educadamente, pero al final exploté. A fin de cuentas ni lo conocía, nos acababan de presentar.

– ¿Sabes una cosa, chaval? –le dije–. Fue tu abuelo el que violó a tu abuela, no el mío. El mío estaba en España tan ricamente. Nunca fue allí.

Y me largué.

Estos independentistas catalanes que se han fabricado a sí mismos me recuerdan a menudo esa anécdota. No sé en qué idioma hablan, ni de qué. Hablan de algo inventado. Como creación literaria es original e ingeniosa pero la verdad es que no es nada real. Oprimidos hemos estado los gallegos siempre, y asturianos, andaluces, extremeños. Y hasta toledanos y madrileños, si me apuran. No entiendo de qué se quejan esos ¿catalanes? con un pedazo de cáscara de huevo en la cabeza como Calimero. Ni creo que sean catalanes. Yo creo que son charnegos en el peor sentido en el que emplean ellos esa misma palabra. Charnegos envueltos en una bandera tan estúpida como cualquier otra bandera. Lograrán sus propósitos, no lo dudo, pero nunca se darán cuenta de la vergüenza que son para su propio pueblo.            

Y ¡ay! casi me olvido de lo importante como Calimero, perdonen ustedes: ¡Visca el Barça!

Te puede interesar