Opinión

Granell, granellandia

De acontecimiento cultural debe calificarse la presencia de la obra de Eugenio Granell en Ourense. Este gran artista es aún apenas conocido por el gran público, español y gallego, pues llegó a Madrid en 1985, con setenta y tres años. Hijo de los ideales republicanos, con los que se comprometió, sobrevivió a la crudelísima conflagración de la guerra marchándose al exilio, y tras escapar de campos de concentración franceses, residirá en la diáspora americana hasta aquella fecha. Había nacido en A Coruña en 1912, y luego de los estudios santiagueses, fue a Madrid para sus estudios en la Escuela Superior de Música. Luego, en la República Dominicana, será el primer violín de la sinfónica y en paralelo, comienza su relación con la cultura escrita, lo que le pone en contacto con Salinas, Guillén o Jiménez. Esta es su vida, en el mundo del Caribe, con la música en la proa y la magia en el aire. La llegada de André Breton en 1941 a la Martinica huyendo de la guerra, al que entrevista para un diario, es decisivo para su latente Surrealismo se exprese, estilo artístico que sentía como propio. Participa en colectivas, con el Pájaro Flor, que después de 1946, ya en Guatemala, será el Pájaro Pi, en sus vuelos diurno y nocturno, símbolo poderoso en él, femenino y de libertad. Da clases de artes plásticas, aunque debe trasladarse a Puerto Rico tras el estallido revolucionario. Desde 1947 con la exposición de París ‘Le Surréalisme’, ingresa en el movimiento de la mano de Bréton y Duchamp. Los Ángeles y Nueva York serán otros lugares de residencia, pintado e impartiendo docencia. Isla cofre mítico, y la novela del Indio Tupinamba son de estos años, así como su tesis doctoral sobre las perspectivas sociológicas del Guernica. Exposiciones por numerosos países con importantes artistas jalonan su caminar.

Es reconocida su trayectoria, y su generosidad, en su reentré en Galicia, pues tras instalarse en Compostela culmina el proyecto de Fundación que lleva su nombre en el Palacio de Bendaña, de la que se cumplen ahora XX años. Dirigida por su hija, y con Eduardo Valiña de comisario, llega así ‘Diario de un sueño encontrado’, exposición con la que quieren dar a conocer al público ourensano la obra del artista. Pintura y dibujo, principalmente, además de una selección bibliográfica, para mostrar el perfil creativo de Granell desde 1939 hasta 2001, en que fallece. Las imaginativas esculturas, las fotografías con personajes destacados, y el video, son esos tropezones en el recorrido expositivo que se ofrece, diseñado para el encuentro, y la sorpresa. Con los actos conmemorativos, iniciados hace dos años, a modo de puentes, comienza a disolverse la isla de Granell. Aquí se encuadra el sugerente libro de Paco López-Barxas, Os tesouros da illa de Granellandia. El escritor ourensano, que fue su amigo, nos introduce desde los ojos de Nucho (diminutivo de Eugenio), en su vida, con poesía e imaginación, como dejó dicho Neira Vilas. Esta es la que muestran sus obras, cuya lectura debe hacerse con ojos críticos y festivos.

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