Alerta de los expertos por el abuso del alcohol en las grandes fiestas de Ourense

Imagen del ambiente festivo en la Praza do Ferro de la ciudad durante la noche del lunes de Entroido.
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Los expertos reclaman más prevención y señalan con preocupación el hábito de la bebida entre los menores y adultos de Ourense

La celebración del Entroido no solo implica la exaltación de las tradiciones ourensanas, sino también un mayor consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias nocivas para la salud. Solo en la noche del sábado, en la ciudad se registraron al menos 18 traslados en ambulancia al Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), de los que la mayoría eran menores con intoxicación etílica. Esta elevada cifra vuelve a poner sobre la mesa los riesgos del consumo de alcohol en la adolescencia, sobre todo, en las grandes fiestas. Los expertos alertan de las consecuencias de iniciarse en la bebida a edades tempranas: no solo hay un impacto directo en la salud y en el desarrollo neuronal, sino que incrementa las posibilidades de padecer una adicción en la edad adulta. 

Manuel Isorna, doctor en Psicología e investigador de la UVigo, reclama una mayor concienciación a nivel social. “Os estudos alertan de que o consumo que arranca na adolescencia vaise arraigando co paso dos anos, e está asociado a enfermidades, a violencia paternofilial e coa parella, a maior risco de accidentes… O alcol está vencellado a 25 tipos de cancro”, alerta. 

Gerardo Flórez, médico de la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) del CHUO, asegura que no es fácil saber qué jóvenes desarrollarán problemas de adicción en la edad adulta: “Algunos abandonan el consumo, pero otros no son capaces”. Respecto a la concienciación, cree que la sociedad todavía está “ciega” ante el alcohol: “Es posible que en muchos casos las intoxicaciones se vean como algo que puede pasar, tanto por parte de los jóvenes como de sus padres, pero es una gran señal de alarma en sí misma”. 

Flórez señala con preocupación los resultados de la encuesta nacional de adicciones: “El 50% de los jóvenes dice que ha consumido alcohol antes de los 14 años, cuando hay una prohibición de hacerlo antes de los 18 años. Pero no se hace nada para cambiarlo”. Isorna, en esa línea, exige una actuación política a la altura de las circunstancias. “Non pode ser que a industria do alcol campe ás súas anchas. Véndesen bebidas deste tipo ata nas gasolineras, as marcas patrocinan eventos deportivos…”, recuerda. Pide una normativa más restrictiva, que limite los espacios de venta y aumente los impuestos: “Nos supermercados, o alcol debería estar nunha zona á que só podes acceder se presentas o documento de identidade”. 

Ourensanos bebiendo de fiesta durante el pasado Entroido.

El investigador cree que el foco no debe colocarse en la juventud, sino en toda la sociedad. “Hai que formar e educar aos pais para que se conciencen dos riscos, e hai que reforzar as actividades culturais e deportivas entre os máis novos, non pode ser que estean esperando a que chegue unha festa para beber e emborracharse porque non teñen máis opcións de ocio”, critica. 

Consecuencias psíquicas

Ángel Rodríguez, de Jovena Psicología, habla de las consecuencias a nivel psíquico del consumo de alcohol desde edades tempranas. “El joven puede empezar a asociar el alcohol con escapar de ciertos estados negativos emocionales, como rabia, ansiedad o tristeza. Si esto se repite, es un aprendizaje que se consolida y al que volverá en el futuro, cuando se sienta mal”, explica. El psicólogo también señala la “naturalización” de beber entre los menores y apunta la “presión del grupo”, que arranca sobre los 14 o 15 años. “Empieza como algo puntual con los amigos, pero con el paso de los años se puede convertir en una adicción”, asegura.

Gerardo Flórez explica cómo identificar cuando el consumo empieza a ser problemático. “Hay dos aspectos diferentes: por un lado, cuando no es flexible. Es decir, la persona no tiene que beber todos los días, pero si hay un patrón, como salir por la noche o ir a una fiesta, siempre se repite ese consumo de grandes cantidades hasta intoxicarse. El hecho de que tenga que acudir la ambulancia y la persona acabe ingresado en el hospital ya se debería considerar un problema”. Por otro lado, las alertas deben activarse cuando el consumo genera otro tipo de conductas asociadas al alcohol, como la violencia.

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