Crónica

Un año prometiendo promesas

El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, durante un pleno del Concello. (Foto: Martiño Pinal)
photo_camera El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, durante un pleno del Concello. (Foto: Martiño Pinal)
Jácome cumple un año con una decena de promesas cumplidas respecto a las más de setenta que ha ido desplegando. Ayer, más que hechos, resumió impresiones. Las suyas. "Tenemos en marcha cantidad de cosas". 

El balance del primer año de Jácome como alcalde funciona como un auto de fe. “El motor del Concello estaba parado”, explica el regidor. "Ahora florecerá todo", continúa. Te lo puedes creer. O no, como cuando en el anterior mandato quiso despedir a Manuel Baltar en el último pleno de la Diputación –"histórico", según él– al grito de "Que pouco che durou o reinado, macho!". 

Jácome sube o baja, según el día. Acabará haciendo sondeos para encontrarse–y luego lo desmentirá tras insultar a cualquier periodista o cultureta que pase por allí para subir el vídeo a Twitter–. De momento, y tomando como punto de origen del análisis su argumentario electoral, en este año cumplido como alcalde le han salido más de setenta promesas. A más de una por semana. Una decena las ha cristalizado. Entre ellas, aumentar las donaciones a Cáritas y otras entidades sociales. También  borrar a los estorninos de los Remedios –"vemos un problema y lo atajamos", explicó expeditivo tras ganarle la batalla a las bandadas de pájaros–. También luce la eliminación de los bolardos –memorable momento efectuado sin, como reconocieron desde el Concello, un plan de estudio– y la peatonalización de Concordia –también sin proyecto, pero con una encuesta hecha a posteriori–.  

El resumen de sus promesas

A partir de aquí llegan las curvas del reinado de Jácome I, que aterrizó, según él, en el ayuntamiento peor gestionado de España y en el que no se había hecho ninguna “obra de relevancia desde 2008”. Para corroborarlo, o como respetuoso homenaje, él ha seguido esa línea en sus primeros doce meses de alcalde, con mayoría de gobierno y más de 100 millones de remanente en caja. Lo resumió en la rueda de prensa de ayer, preguntándose y autorrespondiéndose: “La gente me pregunta por la calle: ‘Inda  non se nota que estás dentro’. Claro, todo lleva un proceso burocrático. El partido dura cuatro años”.

Ahí se lamentó, otra vez, de las diferentes varas de medir que sufre –no explicó si se la aplican sus vecinos o los malditos haters–, en una comparecencia que fue convirtiéndose en un resumen de no se sabe muy bien qué. Jácome quiso resaltar que están en marcha "cantidad de cosas". Similar concreción que cuando dice que en el Concello están "ahorrando un pastón" por su política de personal de confianza, ese "Entroido maisvo", expone las "grandes mejoras" que llegarán con las nuevos pliegos municipales, "la cantidad de obras" que llegarán en el resto del mandato o la "cantidad de calles" que se mejorarán. 

Frente al progreso que llega, la burocracia. La propia, y explica, la de otras administraciones. "No es nuestra responsabilidad", detalló. 

Nuevos roles 

En estos últimas semanas ha reforzado su nueva faceta de alcalde demoscópico. Probó con el rascacielos, con la compra del Xesteira –desmentida después, solo "quería conocer el pulso de la población"– o con la fusión de Ourense CF y UDO –con un interés que añoraron en su momento muchos aficionados al COB–. Añade ese rol a ser CEO del Concello que propone cosas –ya dijo su mano derecha, Miguel Caride, que luego tocaba ver si eran viables– o community manager de las redes sociales de Democracia Ourensana –con fluido diálogo con sus followers–. También, en esa línea de influencer es clave llenar de contenido sus redes. Así, tan pronto promete cosas ya prometidas por otros alcaldes y plasmadas en el PXOM –como las obras de As Lagoas– o renueva plazos o publica fotos tomando medidas. A mano o en dron. 

Lo resume del tirón: "La gente cree  en mí. Los que no creen en mí son los que ya no creían antes". 

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