RADIOGRAFÍA DE OURENSE

Así cambió Ourense en 15 años: más longevos, menos poder adquisitivo

Ourensanos en la Rúa do Paseo, en el corazón de la ciudad.
photo_camera Ourensanos en la Rúa do Paseo, en el corazón de la ciudad.
Los ourensanos de hoy se casan más tarde, fuman menos y viven más de alquiler, al no poder comprar vivienda; prefieren ser funcionarios antes que autónomos y se divorcian menos

La provincia ha ido cambiando en los últimos 15 años, tiempo mínimo que marca la duración de una generación y los efectos de dos grandes crisis, una económica y otra sanitaria. Hoy, los boomers, la generación nacida al amparo del baby boom provocado por el desarrollismo franquista en los años 60, están a punto de la jubilación. La generación X -posterior a los boomers- copa los puestos directivos de las empresas, mientras que los zoomers (nacidos entre la mitad de los 90 e inicios de la década de 2010) se incorporan ya al mundo laboral y los millenials (llegaron a su vida adulta con el cambio de siglo) experimentan su madurez vital. La situación actual dista de la que se vivía en 2009, cuando España, Europa y el mundo en general se despeñaban por el abismo de la crisis económica. Y los ourensanos de hoy día afrontan la era poscovid.

En 2009, un matrimonio se consagraba a los 33 años en el caso de los hombres, y a los 30 en el de las mujeres. A partir de esa edad, uno de cada cuatro jóvenes ourensanos aún permanecía en casa de sus padres. Es posible que se hicieran con un piso en propiedad, ya que cerca de 107.000 hogares residían en una vivienda a nombre de uno de sus miembros. Esto ha cambiado en la actualidad. Tanto la emancipación como las bodas son más tardías: los enlaces no fructifican hasta los 37 años para los hombres y los 35 años para las mujeres. Es decir, se casa a los 36. Ahora es más posible que acaben residiendo en una vivienda en alquiler. En los últimos 15 años, los hogares en viviendas en propiedad han caído un 6%, mientras que los que habitaban en inmuebles arrendados crecieron casi un 12%.

En el ámbito laboral, ha caído en picado el emprendimiento desde los 28.000 trabajadores por cuenta propia a los 22.000 actuales. El empleo público se mantiene en torno a los 21.000, curiosamente con dos grandes picos: ahora y en 2010.

Continuemos con este matrimonio recién formado. Si esta hipotética pareja cobra el salario medio, habrá notado cómo perdió un 11% de su poder adquisitivo. Los salarios no crecieron al mismo ritmo que los precios desde entonces. La nómina del ourensano medio creció un 19,5%, de 17.000 euros a más de 20.300, mientras que el coste general de la vida aumentó hasta un 34,4%: es decir, un gasto de 1.000 euros ahora es de 1.344.

Eso sí, es más improbable que un matrimonio se divorcie ahora, ya que las últimas estadísticas disponibles muestran que solo se registran 1,3 divorcios por cada 1.000 habitantes. La generación anterior era más propensa a la ruptura matrimonial, con 1,8 divorcios.

La buena noticia es que cada vez hay menos fumadores. Según la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), en 2023 había 44.329 fumadores diarios en la provincia: en 2009 había 12.369 más. Antes había que reunir solo a 6 ourensanos para encontrar uno, ahora hay que congregar a 7.

La cigüeña llega cada vez más tarde: a los 32 años

Una de las claves de la sangría demográfica que experimenta la provincia es el declive de los nacimientos. Por ejemplo, en 2023 se registró el mínimo histórico desde que existen registros, con solo 1.307 nuevos ourensanos. El desinterés por crear descendientes va de la mano de otra tendencia: las ourensanas cada vez tienen su primer hijo más tarde. El último dato disponible muestra que la edad media de las madres primerizas es de 32 años, cuando en 2009 era de 30.

En general, la ourensana promedio suele tener hijos -contando tanto los primeros como los segundos y en adelante- cerca de los 33 años. Hace dos décadas, la edad media de maternidad era de 31 años, y hace 40 años -en 1984- ni siquiera llegaba a los 28 años. En definitiva, las mujeres de la provincia cada vez esperan más para dar continuidad a su árbol genealógico. El caso de los padres es similar, aunque no tan notable: ahora tienen unos 35 años, frente a los 34 que tenían en 2009.

Te puede interesar