El chorizo resiste la inflación en Ourense

Sonia atendiendo a un cliente en la Carnicería Ángel. (M. P.)
photo_camera Sonia atendiendo a un cliente en la Carnicería Ángel. (M. P.)
Ante la mala campaña de la castaña, los cárnicos se ofrecen para saciar el apetito de los vecinos de Ourense en el magosto. El problema es que los ganaderos cada vez tienen más dificultades para producir, y ello repercute en las cifras de la etiqueta final

Bollos preñados, churrasco, panceta, chorizos criollos; los cárnicos son un clásico del San Martiño de Ourense, pero no se libran de la guadaña de la inflación. Tanto en los supermercados como en el pequeño comercio, se nota el incremento del IPC. Según los últimos datos mensuales que ofrece el Instituto Nacional de Estadística -los de septiembre- la carne de porcino subió un 11,2% respecto al mismo mes de 2021.

“Si se nota a suba en todos os sentidos. Aínda que ti os elabores, a materia prima para facer estes produtos subiu moito”, lamenta María, de la carnicería O Porco de Pé. Se recurre a recortar beneficios. “Intentas manter unha marxe”, dice, pero las etiquetas se acaban hinchando y las carnes se venden más caras.

Aun así, el deseo por la celebración del magosto hace sacar las carteras. “A xente ten ganas de festa, despois destes dous anos de reclusión”, comenta. Por ello no nota ningún descenso en la demanda, que se mantiene “máis ou menos” en la misma del año pasado.

En Carnicería Ángel coinciden con María en los productos más vendidos: sus clientes buscan chorizos, costillas y panceta. También en que los precios no cesan su subida. Y en que a los ourensanos eso no les acobarda a la hora de organizar el magosto. Sonia comenta tras el mostrador que la clientela es  igual o “un pelín máis que o ano pasado”, aunque lo achaca al covid.

Y es que como la práctica totalidad del sector agroalimentario, los ganaderos acusan el encarecimiento generalizado. Juan Hervella, de Embutidos Hervella y productor del concello de Manzaneda, cría porco celta. Confirma con dos palabras la sospecha: la situación está “moi mal” por los precios de piensos, gasoil y energía, que asfixian las cuentas de los ganaderos.

Tienen que apretar los márgenes de beneficios, porque “se nós subísemos, serían as cousas peores”. Faltan más ventas. Y no se explica cómo dan resistido muchos de ellos. A final de mes, a algunos le sale “o comido polo servido”. Trabajan sin ganancia, si no a pérdidas. Pero cerrar no es una opción: “Despois de moitos anos remando, non podes pechar”.

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