Los latinos suplen la falta de jóvenes y son el relevo en las procesiones de la Semana Santa en Ourense

El envejecimiento de Ourense reduce a cerca de 200 el número de devotos que facilitan la salida de una docena de pasos de Semana Santa

 

Ourense no es Sevilla en Semana Santa, tampoco Ferrol. Pero la ilusión de cerca de 200 cofrades ourensanos mantiene viva la tradición y anima a los barrios, haciendo que la Pasión en la ciudad también merezca la pena. Son apenas cuatro cofradías las que se hacen cargo en la ciudad de una docena de procesiones durante estos días: la del Paso de Jesús Nazareno, en la parroquia del Sagrado Corazón de A Carballeira, nació en 1995. Entonces, llegaron a ser el triple de cofrades que ahora. La situación es similar en el resto: urge relevo generacional que, por ahora, va compensándose con el regreso de emigrantes ourensanos por vacaciones y con devotos latinos recién llegados a la ciudad -especialmente de Venezuela- que se han quedado prendados de estas tradiciones. “El barrio está vacío, la gente se fue marchando, muchos cofrades fallecieron, otros se incorporaron a otros puntos de la ciudad… Pero ahora tenemos ilusión, vienen cofrades de fuera de Ourense”, se emociona José Antonio López, de la cofradía del Nazareno que hoy a las 22,00 horas sale por las calles de A Carballeira. De hecho, esta salida del paso es nueva: “Era una tradición de muy atrás, solo que se fue dejando, y el año pasado la incorporamos”.

Valladolid, Salamanca, Madrid o Asturias son las procedencias de los emigrantes ourensanos que, durante sus vacaciones de Semana Santa, se incorporan a la cofradía del Nazareno. A los de siempre -ourensanos que residen todo el año en la ciudad, casi todos jubilados- se unen ahora los devotos latinos. “Los venezolanos son muy devotos, tenemos muchos. Nos sentimos orgullosos de que la gente de fuera se incorpore a esta devoción tan acogedora”, dicen en A Carballeira. Cerca de 70 cofrades mantienen viva la tradición: ayer se probaban los trajes. Capuchón, túnica y capa. No tardan más de 10 minutos en vestirse con unas telas que llegaron hace una década de un taller de Málaga y que cosió una vecina de la Avenida de Portugal. El problema  es que hace años que no cose ningún traje nuevo.

Otra parroquia muy activa es la de Velle: la Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón atrae a 60 devotos. Hay cofrades con mantilla, que van de luto. Cofrades de túnica, que van con capirotes. Y, por último, los cofrades de número, que van sin capirote pero con medalla. Estos días bajaron el paso para colocarlo en la iglesia. Lo último, adornarlo con flores, se deja para mañana, cuando sale en procesión. Manuel Fontán es uno de los cofrades: “Lo más singular es la talla, que es del maestro Sobrado. Es del siglo XVI y se restauró a iniciativa de la cofradía”, cuenta. Sobre la falta de relevo, apunta que “hay poco voluntario para empujar el paso”. De hecho, la Diócesis tiene una misión: “Hay un paso, el de la oración en el huerto, que está estropeado y guardado en un almacén. Tenemos el reto de recuperarlo”. No será este año. 

Donde son menos cofrades, pero también muy devotos, es en Mariñamansa. La Cofradía del Paso del Santo Cristo, en la parroquia de San Pío X de Mariñamansa, resiste con 20 voluntarios. “Somos pocos y mayores, queremos reclutar gente. Nuestro deseo es buscar a las nuevas generaciones del paso”, dice Jorge, uno de los cofrades.

Por último, la cofradía de Santa María Nai resiste con apenas 15 voluntarios. “Está documentado que es la más antigua de la ciudad, de 1395”, explica Natalio, uno de los cofrades. La réplica de la talla la hicieron en 2011 y lo más singular de su paso es el llamado Desplante entre la corporación municipal y el Cabildo. “Los que quedamos somos de Ourense. Es difícil que haya relevo, excepto en las familias en las que es tradición y quedan los descendientes. El más joven tiene sesenta y pico”, apunta.

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