Crisis del coronavirus

“Compaginamos las medidas con los vuelos, porque la misión continúa"

2020040822482264980
photo_camera Rubén Iglesias, en la base iraquí de Besmayah (Iraq), junto al Chinook que pilota.
Rubén Iglesias Couto, ourensano de 33 años, lleva cuatro meses y medio en una misión en Iraq, donde  vive una gran "experiencia" en la que el COVID-19 también ha cambiado las rutinas.

Al sargento ourensano Rubén Iglesias Couto, vecino de A Carballeira y con orígenes en A Lagoa (Cartelle), la crisis del coronavirus le pilló en su cuarto mes en Iraq, donde forma parte del contingente de tropas españolas desplegadas en ese país, en la unidad "Task Force Toro", que trabaja codo con codo con el ejército estadounidense para el transporte de tropas y material. 

Este sargento de Aviación del Ejército de Tierra de 33  años es piloto del modelo CH-47D, conocido como "Chinook", un  helicóptero para el transporte de carga pesada y está aterrizó en Iraq desde el 24 de noviembre, donde está viviendo toda una "experiencia", que acabará a finales de mayo.  Sigue sin ningún percance, ni tampoco sus compañeros españoles de Task Force Toro u Operaciones Especiales, pese a que las bases de la coalición tienen una amenaza alta y ya recibieron dos ataques, con tres víctimas mortales.

"Es toda una experiencia la posibilidad de realizar misiones conjuntas con helicópteros del ejército americano, vemos cómo trabajan en el día a día, pero no tenemos nada que envidiarles en el modo de trabajar, aunque en material, dinero, capacidad logística y personal van un paso por delante". Lo peor hasta ahora es el conflicto americano con Irán, "ya que nos están afectando indirectamente a los españoles desplegados". 

Habla con su familia a diario. "Tenemos conexión wifi en nuestra zona de trabajo y en las habitaciones donde descansamos, ya que nuestro Ejército ha contratado el servicio". Asegura que así están más tranquilos: "Saben de mí en cualquier momento del día". Cuando sale a alguna misión al exterior son los momentos más preocupantes, ya que pasa entre cuatro y seis horas fuera. El resto del tiempo están en la base. "La mayoría son misiones conjuntas con helicópteros estadounidenses. Dos horas antes nos reunimos ambas tripulaciones para realizar el briefing, donde nos actualizan meteorología, informes de inteligencia y la misión a realizar". Lo primero que hace al regreso es hablar con su familia para confirmar que está bien.

Su día a día empieza a las 8 de la mañana, donde reciben las novedades del jefe de Unidad de Vuelo, que ordena los trabajos que hacer o misiones que preparar. Cada día se toman muy en serio la meteorología: "Es muy importante que esté actualizada para las misiones, sobre todo las nocturnas, porque con las de visión nocturna se hace más complicado el vuelo. Si un día no tengo vuelo, me voy un par de horas al gimnasio a hacer la rutina diaria". 

El COVID-19 les está afectando, sobre todo a la hora de distraerse. "Tenemos gimnasios, zonas de ocio con salas de juego, cine... Vamos, que no nos aburríamos, pero ahora nos los han cerrado como precaución". 

Trabaja con el ejército de estados unidos: "no tenemos nada que envidiarles en el modo de trabajar", asegura

También han tenido problemas con el suministro logístico: "Llevamos ya tres semanas comiendo a mediodía raciones de combate americanas. Esperemos poder volver a la normalidad en próximas semanas". Tienen más medidas. "Estamos yendo a la oficina por parejas, en turnos. Tenemos que compaginar las medidas con  la misión, porque los vuelos sigue,  esto sigue adelante". 

PREOCUPACIÓN POR LA FAMILIA

Confiesa que la preocupación está con la familia. "Nos llega información por prensa digital y redes sociales, la situación no es alentadora. Mi familia y pareja me cuentan todos los días cómo están viviendo la situación  y es trágico. Espero  que sepamos levantarnos una vez pase esto, porque somos el mejor pueblo del mundo". 

 

Te puede interesar