Reportaje

Un futuro trans-incluyente

OURENSE (RÚA SANTO DOMINGO). 28/06/2020. OURENSE. David Bruzos participa en la manifestación del Orgullo. FOTO: ÓSCAR PINAL
photo_camera Manifestación LGTBIQ+ el pasado junio en Ourense. (FOTO: ÓSCAR PINAL)
La ley trans de 2007 continúa patologizando el cambio de sexo, y obliga a pasar dos años en hormonación para cambiar la asignación en el registro civil. En Ourense, 25 personas están actualmente a tratamiento.

El pasado 30 de octubre el Ministerio de Igualdad  iniciaba una consulta pública sobre una futura elaboración de la "Ley para la igualdad plena y efectiva de las personas trans". En consecuencia, hasta el próximo miércoles, la ciudadanía podrá expresar vía mail su opinión acerca de esta nueva norma.

Su antecedente fecha de 2007, desde entonces en España es posible la rectificación registral del sexo sin necesidad de tratamientos quirúrgicos de cirugías genitales. Sin embargo, el Ministerio de Igualdad clama que esta normativa todavía presenta carencias que chocan de frente con los estándares internacionales de protección de los derechos humanos. 

Por un lado, no permite a los menores de edad rectificar el sexo registrado, privándolos de disfrutar del principio constitucional del libre desarrollo de la personalidad en cuanto a decidir acerca de la propia identidad. Por otro, exige acreditar "disforia de género", mediante un informe médico o psicológico clínico, así como someterse a tratamiento médico durante al menos dos años para acomodar las características físicas del sexo reclamado. Es decir, que es patologizante y obliga las personas trans a hormonarse para cambiar su sexo en el registro civil, algo que no todas quieren llevar a cabo y por lo que actualmente, no pueden adquirir un DNI acorde a su realidad. 

El testimonio ourensano

La doctora Icíar Solache es endocrinóloga en el CHUO y trata cada año a las personas que se someten al tratamiento hormonal. Afirma que actualmente tiene 25 pacientes, una cifra que en la última década se ha visto incrementada en gran medida. En relación a la nueva ley, opina que "es necesario agilizar los trámites para que las personas trans tengan coherencia con su realidad cuanto antes. Se exigen muchas explicaciones que no tienen por que dar a nadie"

Con la nueva norma, los jóvenes mayores de 16 años podrían acceder al tratamiento sin recibir el consentimiento paterno, lo que la doctora Solache valora positivamente porque "con 16 años ya se tiene autonomía sanitaria suficiente como para tomar decisiones", indica.

Álex Siota es paciente de la doctora Solache. Lleva 10 meses en tratamiento y está esperando para hacerse la mastectomía. Por el momento solo ha podido cambiar su nombre en el DNI: "Jugué con el tema de llamarme Álex a secas, que puede ser de Alejandro o Alejandra, sin embargo aún no he podido cambiar mi sexo porque aún cumplí dos años con hormonas". Explica que eso le acarrea problemas en varios ámbitos: "En los baños públicos de Ourense, a veces me quedo en la puerta sin saber en cual entrar, y acabo entrando al de mujeres por miedo a que me puedan pedir explicaciones y no pueda demostrar que soy un hombre". También reclama que se encuentra con barreras en el ámbito deportivo: "Si quiero apuntarme a un equipo de fútbol, tengo que hacerlo en el de chicas. Es injusto, mis compañeros cuando se anotan no tienen que especificar que son hombres cis heterosexuales".

Cuanto antes mejor

Rosa Valiñas comenzó su tratamiento a los 32 años: "Quise hacerlo antes pero no tuve la ayuda necesaria. Es necesario que alguien te asesore y te escuche la angustia que sientes al principio. Es un miedo que paraliza". Por su experiencia, ve positiva la supuesta nueva legislación: "Cuanto antes se empiece mejor. No debería ser necesario el consentimiento paterno, eso no va a provocar que los padres se mantengan al margen de la situación, sino que se mantendrán en comunicación con sus hijos igualmente". 

Socialmente, afirma que es importante la concienciación, dado que la realidad puede ser muy cruda: "Yo he perdido clientela en mi trabajo solo por ser trans y trabajar de cara al público".

Javier Ferreiro empezó su tratamiento hace seis años, para lo que previamente se documentó a través de internet. Allí, encontró el apoyo de la comunidad trans, que le orientó al principio del proceso. Sin embargo eso no lo libró de someterse a un test psiquiátrico de 50 páginas: "Era la única forma para empezar, me cuestionaron hasta sobre mis relaciones sexuales. Me pareció excesivo tener que contestar a todo para demostrar quien soy, algo que evitaría la nueva ley", explica. 

Las feministas trans excluyentes afirman que la nueva ley "no protege a las mujeres"

Con la reactivación del debate sobre los derechos trans en las redes, un grupo de autoproclamadas feministas, las TERF (feminismo trans excluyente), ha mostrado su desacuerdo con las medidas que pretenden aprobarse. Según su ideario, de débil repercusión académica, las mujeres trans también forman parte del patriarcado, ya que han disfrutado de los privilegios de ser hombre, y están en el feminismo para destruirlo desde dentro. 

Denominan la nueva ley como "una barra libre de cambio de sexo" y alertan sobre posibles repercusiones negativas a nivel legislativo dado que la nueva ley "no protege a las mujeres". Rosa Valiñas afirma que "con ese argumentario, las TERF hablan de un cambio de sexo como si se tratase de un cambio de tenis. Utilizan el feminismo para dividir, ellas son las voces discordantes y no las mujeres trans". 

Otro punto de conflicto es la utilización del lenguaje inclusivo, que las feministas radicales clasifican como una "negación del sexo biológico". Valiñas reclama que "es necesario que el lenguaje se adapte a la realidad del ser humano, con nuevos significados en clave de unión".

Te puede interesar