El COB llegó tarde al pazo

Decía Cesar Luis Menotti que “no se trata de ir y volver. Se trata de ir y morder” y fue evidente que el COB, en esta ocasión, ante el Gipuzkoa, no mordió o lo hizo demasiado tarde.

Los 47 puntos encajados en la primera parte por el conjunto ourensano marcaron el principio y fin del partido. Cierto que el COB intentó, luego, agarrarse al partido, merced al acierto de Rafa Lisboa y el corazón de Martín Fernández y Kingsley Okanu, pero sin mayor fortuna en cuanto a sus lanzamientos, lo que ya por sí no es su mayor virtud, ni en sus penetraciones hacia la canasta rival. A Gipuzkoa, siempre ganador en sus visitas al Pazo, le bastó con mantener la calma, la fiabilidad en el tiro exterior (50%), Tate, Ansorregui, Hanzlik... todos tiran, todos anotan, y segundas opciones en el rebote ofensivo, merced, en especial al trabajo del georgiano Korsantía, un auténtico “espartano” en los momentos decisivos del partido.

Los que liderar a este COB que quiere aspirar al play off siguen ahí. Paciencia y optimismo

Cierto que como gallegos, “tierra -que como dice el periodista Manuel Jabois- donde no hay clima, sino estados de ánimo”, seguro que fueron muchos los aficionados que abandonaron un tanto disgustados el Pazo. Pero habrá que entender que a veces las cosas suceden sin más. Desconectadas del ayer y del mañana, sin tener relación con lo que venía sucediendo. Que perder es parte de la trama. Pensar que quien ha configurado este COB y le mantiene como claro outsider al play off y quienes le siguieron en su idea de baloncesto a la carrera y fuerte presión defensiva, siguen ahí. Conscientes, en la voz de Moncho López, de que “nuestra afición merece más”.

En situaciones así y reconociendo que soy optimista por naturaleza, lo que me ha permitido superar lo malo y disfrutar de lo bueno que te da la vida, mi técnica es esperar. Evitar esa primera emoción que te puede llevar a tomar decisiones erróneas. Y no me ha ido mal.