No hay ni un jardín sin destrozar por los jabalíes en Covadonga. Los vecinos demandan medidas urgentes -ya están desbrozando algunas fincas- para frenar la sobrepoblación de suidos que se adentran en las calles de este barrio de Ourense. Además de los daños materiales, algunas mascotas han sufrido el ataque de estos animales. Que la administración adopte un plan es la principal demanda actual del barrio, aunque la Xunta ya ofreció jaulas trampas pero el Concello ha ignorado la propuesta. Sí celebran que la maquinaria ya esté interviniendo en dos grandes solares. “Cuando empezó a trabajar la maquinaria salieron manadas de ahí”, comentan los vecinos. La queja principal deja paso a otras reivindicaciones como la falta de espacios verdes cuidados o la mejora de seguridad en los accesos al colegio Virxe de Covadonga.
Los escolares
La ruta empieza en el centro educativo. Los vecinos están muy agradecidos con la nueva directora del centro, que ha logrado mejoras muy importantes en poco tiempo, aunque aún falta por hacer. “Hay alumbrado que lleva cuatro años sin reparar, debería renovarse”, dice Jesús Couceiro, de la asociación Virxe de Covadonga, colectivo que también está tratando de revitalizarse. De hecho, en el local de la asociación, encontramos a un grupo de mujeres elaborando los disfraces para el desfile de carnaval de la ciudad.
En el acceso al colegio no hay aceras, con el consecuente peligro para los niños. Unas líneas amarillas pintadas en el suelo, sin altura y borradas por el paso del tiempo, hacen de marca de seguridad que, a la vista, resulta insuficiente. “Los niños del colegio de Eiroás vienen a este centro al comedor. Antes hasta tenían que venir andando por aquí, por el lateral. Ahora los trae el bus, afortunadamente. Pero queremos una acera”, añade Couceiro.
La ruta continúa por varias zonas verdes del barrio, totalmente devastadas por el paso de los jabalíes. Una vecina que llega de dar un paseo por la zona comenta: “Pasó uno por delante, y sonó un tiro en Eiroás (se refiere al club de tiro olímpico) y salieron varios jabalíes más por detrás corriendo”. Por desgracia, los vecinos están acostumbrados a convivir con los suidos por el día y por la noche. Son uno más e impera el miedo.
En el parque nuevo del barrio -así lo conocen los vecinos, ya que no tiene nombre- juegan con sus hijos un par de familias. La hierba está totalmente levantada por los suidos y apenas hay zonas de sombra. “Aquí en verano nadie para. Hay siete árboles contados”, comentan los usuarios, con vistas privilegiadas a toda la ciudad a pesar de la falta de mantenimiento del parque. También dejan un recado para dueños de perros incívicos: “No se puede ni salir a correr porque pisas la mierda”.
Sin luz
La falta de aceras no es exclusiva a los accesos al colegio. En la rúa Manuel Lago y en la de Guizamonde también urgen esta medida de seguridad. Y en las que sí hay, se las come la hierba. “Llevamos tiempo diciendo que vengan a desbrozar y a quitar las hierbas”, dice Couceiro.
Esta escasez de aceras preocupa por el tráfico. En una curva con poca visibilidad, en la rúa Guizamonde, no hay aceras ni en el margen derecho ni en el izquierdo. “Baja mucha gente caminando y coches. A veces hay que echarse a un lado”, dicen los vecinos.
El alumbrado es otro problema. Se nota especialmente en la calle Montarín, elegida por muchos vecinos para pasear. Apenas hay farolas y las que resisten son antiguas. Para terminar, una fochanca en la rúa Manuel Lago con la que conviven desde hace tiempo y varios tejados llenos de hierba, esperando su mantenimiento desde hace años.
