Los asentamientos comerciales en la ciudad se producen a cuentagotas, casi siempre impulsados por marcas foráneas, siempre volcados en la llamada milla de oro, fundamentalmente la calle del Paseo, a lo sumo en Santo Domingo. Pocas son las firmas capaces de pagar los precios de arrendamiento en el lugar, por encima de los 20 euros el metro cuadrado en la mayoría de las ocasiones, lo que suele retraer a comerciantes locales.
Primor, en el Paseo
Pero algunas entradas se confirman, pese a lo prohibitivos que puedan parecer ciertas localizaciones. Fuentes del sector inmobiliario dan por hecha la instalación de la cadena de perfumerías Primor en el Paseo, en el local ocupado antiguamente por la entidad bancaria Santander Empresas, al lado del centro cultural Ángel Valente. Este negocio de distribución de productos de cosmética y belleza tiene sus orígenes en Málaga, acaba de cumplir 70 años, dispone de unos 200 establecimientos con presencia en España, Italia y Portugal, y se encuentra en plena fase de expansión. Precisamente, una de las plazas que están programadas es Ourense, pero en pocas fechas prevé inaugurar una tienda en la zona de Los Cantones de A Coruña. También apura la misma operación en Vigo, en la calle Príncipe, en el local que acogió a Cortefiel.
También el Paseo se negocia el alquiler del bajo comercial de un edificio recientemente rehabilitado al lado de la conocida Farmacia Cobián. Fuentes conocedoras de las conversaciones hablan de al menos dos propuestas de instalación en el lugar, vinculadas al sector textil, sin que hayan trascendido marcas. Eso sí, no parece lejano un acuerdo, según las estimaciones que se manejan en la actualidad.
Por lo tanto, la principal calle comercial de la ciudad sigue casi con el cartel de completo. En otros lugares los movimientos son menos evidentes porque el interés comercial y los precios del alquiler o la venta disminuyen en la medida que se alejan del Paseo. Un bajo en la antigua sede de la cafetería Hotel Parque o el local históricamente ocupado por Adolfo Domínguez en la esquina de Habana con Curros Enríquez siguen esperando inquilino pese a que llevan meses vacíos. El primer emplazamiento tiene 159 metros cuadrados de superficie y la renta se eleva a 4.000 euros al mes, por lo tanto a 25 euros el metro cuadrado. El segundo mide 700 metros cuadrados y la renta mensual se eleva a 8.500 euros, es decir, 12 euros el metro cuadrado.
Situación compleja
El despacho Kefas & Tayko gestiona la captación de clientes para ambas localizaciones, pero el mercado “está complicado”, reconoce Pedro Seara, de la citada firma. Es además presidente de la Asociación de Propietarios de Fincas Urbanas y aprecia que “algunas rentas están muy altas” y el mercado no se dinamiza, con negociaciones que “siempre se producen a la baja”.
Los meses pasan y los locales vacíos no se llenan. Luis Rivera, presidente del Centro Comercial Abierto Ourense Centro, aprecia que “la mayoría de los alquileres están fuera del valor de mercado”, lo cual penaliza al sector “porque si alguien quiere abrir una tienda pero el precio no tiene lógica, el local seguirá vacío y la ciudad con espacios sin actividad”.
Estima Rivera que “si alguien tiene que dedicar el 35% de los costes a pagar el alquiler el comercio no será rentable y está condenado al cierre”. El mercado no está para prisas. La mayoría de los locales vacíos acumulan meses sin actividad.
Con todo, la antigua tienda de Adolfo Domínguez o los bajos del Hotel Parque no son los que tienen el precio más elevado. En Ponte Vella Centro Comercial hay pocos locales libres y los que lo están tienen un precio muy alto. Un ejemplo: 1.500 euros por 40 metros cuadrados, a 37,5 euros el metro cuadrado. La gran superficie es una excepción en un sector que suma más cierres que aperturas en aquellas calles que no están en el epicentro comercial.
Ciudad con poco latido
El sector comercial en Ourense está reposicionando su modelo de negocio. Las ventas por Internet o los nuevos modelos de consumo están condicionando el desarrollo de estas actividades. Condiciona además la situación en la que está la ciudad. Luis Rivera cree que “en estos momentos no parece que haya mucho dinamismo que se traduzca en inversión”.
Coincide Seara con esa apreciación: “La ciudad no tiene dinamismo como para justificar una inversión comercial importante, la apatía y la desconfianza son obvias”. A pesar de esa reflexión, Seara reconoce que “algunas conversaciones se siguen produciendo, sobre todo de negocios franquiciados que aún no se han asentado en Ourense”.
