Pasó lo que pasó | Ese día podría ser hoy

Ourense. 10/11/2019. Votaciónes en el Ceip Curros Enríquez.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Ourense. 10/11/2019. Votaciónes en el Ceip Curros Enríquez. Foto: Xesús Fariñas
El análisis de la actualidad, por Antonio Nespereira en su Pasó lo que pasó

Todas las personas que se han ido de este mundo merecían volver aunque sólo fuese un par de días, para leer sus obituarios y escuchar los panegíricos en los velatorios. De Ourense se sigue mudando la gente al más allá, que es una emigración rara, etérea, y mira que estamos aconstumbrados aquí al éxodo. Con cada uno que se va esto queda un poco más en orfandad. Se fue Miguel, el de la pastelería, responsable del aroma de las partes bajas de la calle Bedoya, administrador de la gula común. Se marchó Honorato, el del Zorelle, formador de generaciones sin poder despedirse de la mayoría de los que educó. A diario se van decenas de personas anónimas para la mayoría, imprescindibles para sus deudos.

Biológicamente Ourense se muere lo mismo que otros territorios, pero en otros pueden fallecer muchos más porque son más que nosotros. Aquí no nos sobran, no estamos para prestarle almas al más allá. La tribu está en peligro de extinción. Ya que dicen que debemos ser imaginativos para combatir el envejecimiento y la despoblación, hay que confiar en la ciencia, igual es capaz de desarrollar la crionización y traernos a los nuestros a pasar temporadas aquí. Serían como los sin papeles, con permiso solo para pasar unas vacaciones. Su concurso sería valorable para que renazca el ánimo, la cordura, el tesón, la fe por el procomún, el liderazgo o la personalidad. Vendrían de los nuestros que ya no están a pasar una una temporadita un médico, un profesor, un artista o un científico a refrescarnos con su sabiduría. Luego aquel empresario visionario o un gran trabajador para enseñarnos a ser dirigentes y curritos de verdad, con derechos pero también entregados. O deportistas para inculcarnos el valor de la competencia. O aquel tipo simpático del barrio, que tantas risas nos hizo pasar con unas cañas. O cualquiera de los nuestros, que bien que los echamos de menos. Necesitamos refuerzos.

Es hoy     

La muerte es un hecho individual, cada uno lleva la suya en el mapa genético y no hay escapatoria posible. Con ser grave, no lo es menos el fallecimiento como sociedad, vertido por el fregadero de la convivencia individual. Ourense, lo hemos dicho en más de una vez, camina amortajada penando entre la niebla. Hoy puede ser uno de esos días que cambien el curso de nuestra pequeña historia. Hoy es aquel 28M del que veníamos hablando mucho los últimos meses, si recuerdan.  Arrastrando los pies de la vergüenza ajena y la vulgaridad (ahora también de las sospechas) hemos llegado hasta aquí. Hoy es el día en el que no hay que esperar la intervención del poder del más allá, mucho menos para soluciones trágicas. No es necesario porque basta el poder del más acá para cambiar el curso de los acontecimientos gracias al sufragio que nos da el sistema democrático, el que tiene la capacidad y la virtud de entronizar o mandar a alguien a tomar por saco.

Fotos sepia     

Desde hoy amarillean las promesas, se vuelven sepia las fotos de los candidatos y se borran las sonrisas de los carteles. Con la proclamación de los resultados los propósitos llenarán los contenedores a nada que nos despistemos, como ya pasó hace cuatro años. Aquella brisa perfumada que traían los regeneradores que abrirían las ventanas se fue convirtiendo en tormenta de arena, arrasándolo todo a su paso y dejar el erial actual.  

Una potencia 

Y mira que esta ciudad tiene paciencia, sigue esperando por nosotros. La mejor comunicada de Galicia por AVE, con millones de personas en el mercado natural a un paso. Con ríos espléndidos, con un centenar de manantiales termales sin explotar en el curso del Miño. Con surgencias ociosas en otros muchos lugares del casco urbano. Con un patrimonio construido envidiable. Con una Universidad que ha dejado de ser bisoña en alguna de sus especialidades. Con perímetros industriales que emplean a más de 12.000 personas. Con firmas muy potentes en infinidad de sectores. Con una competitividad contratastada como lo demuestran los continuos récords en exportaciones… Imagínense todo esto con alguien medio normal al timón. Nadie querría emigrar, aunque sí tendrían que morir, pero hasta en eso somos buenos gracias a nuestra confirmada longevidad.

El portafotos: Antonio González Bernárdez

Antonio González Bernárdez, párroco del pueblo de Loureiro, en el Concello de O Irixo, y fundador de la cooperativa Santa Mariña de Loureiro, acaba de recibir una distinción muy especial del Instituto de Estudios Carballiñeses por su intensa y fructífera vida no solo defendiendo los intereses de Dios en la tierra, sino también los de la tierra ante los ojos de Dios. En una entrevista en este periódico recordó que cuando llegó con la sotana los de Carballiño querían llevar el agua, lo que empobrecería las explotaciones agrícolas y ganaderas de O Irixo. Puso pie en pared y lideró una reivindicación que paró el expolio. Al frente de la cooperativa situó sus productos en un nivel de calidad que aún continúa, ahora con la gestión de Marcos Otero, que mantiene el mismo tesón. Antonio González dice que “hai que falar de Deus, iso é bo, pero tamén axudar á xente a vivir mellor”. Poco más o menos, que la misa alimentará el espíritu pero la tripa cruje y las rodillas se doblan por el hambre. Lo de Antonio rejuvenece aquel espíritu disconforme, que se ponía al frente de los intereses colectivos. Hoy, como queda acreditado en diversas ocasiones, prima el individualismo y el único insterés social que hay es Instagram.

Al poner la lupa: llega la temporada y los nuevos fichajes

Nuevos MIR.
Nuevos MIR.

Se está poniendo carísimo esto de encontrar un médico para un hospital, ya no digamos para un centro de salud. La llegada de nuevas hornadas de los Médicos Internos Residentes (MIR) se ha convertido en un fenómeno mediático. Homologable a la pasarela roja de Hollywood, aunque no llegue al empaque de la ICC Week de la Diputación, claro. La imagen recoge el acto de bienvenida a los futuros especialistas con el formato de los grandes acontecimientos, similar también a cuando Florentino Pérez presenta al último rutilante fichaje del Madrid y posa con él en la rueda de prensa y luego con la camiseta con su nombre a la espalda. A continuación el recién incorporado baja al césped a dar unos toques y hacer filigranas con el balón. Muy pronto el gerente del hospital se fotografiará con el MIR entregándole la bata con su nombre en el bolsillo del pecho y luego este hará una demostración haciendo algo sencillo con una laparoscopia. Es a lo que vamos, creo.

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