La posibilidad de la guerra

Belén Martínez se dirigió a los alumnos del Concepción Arenal. (Foto: MARCOS ATRIO)
Belén Martínez Carbonell (Ourense, 1969) trabaja para la UE en el ámbito de las relaciones exteriores, y ayer acudió a su antiguo colegio, el Concepción Arena, para hacer pedagogía sobre la idea de Europa y su influencia.
La posibilidad de una guerra, cualquiera, acaparó todo el interés. Si un país europeo le declara la guerra a Estados Unidos, ¿cómo responden los socios comunitarios? ¿Qué pueden hacer los iraníes con una bomba atómica? ¿Por qué no la tenemos nosotros? Hablando de nosotros, ¿qué pintan nuestras tropas en Afganistán? ¿Qué pasa con Grecia, y con Rusia, y con Venezuela? Las mentes de una veintena de estudiantes del Colegio Concepción Arenal plantearon estas y otras preguntas a Belén Martínez Carbonell (Ourense, 1969), funcionaria de la UE con 15 años de experiencia en la gestión de política exterior, y originaria del Parque de San Lázaro.

'Back school', el programa comunitario con el que decenas de funcionarios comunitarios regresan a sus antiguos colegios para hacer pedagogía sobre la idea de Europa, devolvió a Belén Martínez a un Concepción Arenal muy cambiado desde sus días de estudiante.

Este tipo de programas son especialmente necesarios para 'combatir la idea de que Europa no es un ente abstracto', pero lo serían también para acercar 'la política que se hace en Madrid o Santiago a los ciudadanos'. Porque en general, 'nuestra opinión pública tiene pocas inquietudes'. Los británicos, en cambio, son 'más exigentes con sus diputados, que nos remiten preguntas que a su vez a ellos le han enviado los ciudadanos por e-mail. Y nosotros tenemos la obligación de responderlas, claro'.
Hace 15 años, Belén Martínez ingresó en el cuerpo de funcionarios de la UE. Su primer destino fue la Agencia Europea de Ayuda Humanitaria.

Posteriormente, participó en un equipo de gestión de política exterior, desde el que se gestionaban las misiones internacionales. De ahí pasé a trabajar dos años en Washington, desarrollando actuaciones económicas en crisis como las de Sri Lanka, Bangladesh o Irak. Siguió después una etapa europea, como consejera de la comisaria de Relaciones Exteriores. 'Ahora soy jefa de un equipo que trabaja con los países andinos, Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú y Venezuela'.

Experiencias únicas
Los alumnos del Concepción Arenal escucharon un relato en primera persona de acontecimientos a los que, habitualmente, se accede sólo a través de los medios de comunicación. Martínez Carbonell explicó cómo se negocia con Israel para sacar estudiantes palestinos de la franja de Gaza; de qué modo se hace frente a las bombas israelíes en la última guerra con el Líbano para defender la inviolabilidad de los espacios gestionados por la UE en Beirut; las dificultades de negociar acuerdos comerciales con países como Venezuela; cómo era vivir en el Afganistán dominado por los talibanes antes de la guerra que sucedió al 11-S; o cómo su compañero de clase en un máster europeo ayer, Nick Clegg, es hoy candidato a primer ministro británico por los liberales.

“A la hora de resolver conflictos, la UE está a la altura de EE.UU.'

Cuando empecé toda la actuación de la UE pasaba por poner tiritas. Tenías un conflicto y mandabas médicos, enfermeras, repartías ayudas. Todo lo resolvían los americanos. Luego, la UE ha desarrollado toda una capacidad de gestión de crisis, con capacidad para enseñar a un país en crisis cómo se crea un Estado. Les enseñas a gestionar la economía, a montar un presupuesto, mandas policía civil, militares, formas a sus jueces y fiscales. Hoy en día la UE trabaja con un concepto más integral. Estamos al mismo nivel que los americanos.

Eso es enriquecedor. Cuando tú tienes un grupo que piensa toda igual, ante un problema todos ofrecerán la misma solución. Y a lo mejor no es la correcta. Al ser muchos, y pensar distinto, todos tienen algo que aportar.

Muchas de estos problemas se han intentando solucionar con el Tratado de Lisboa. Donde antes se decidía rápidamente, hoy hay que esperar a que opine el Parlamento europeo, que ahora tiene poder de decisión. Además, los parlamentos nacionales pueden intervenir. Y existen las iniciativas populares. El proceso es más lento, pero las instituciones son más democráticas.

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