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Suceso en Carballiño
La niña de 12 años de Carballiño que fue agredida por un amigo de su misma edad que quería “saber lo que se siente al matar a alguien” se debate entre la vida y la muerte tras haber sido operada de urgencia. Las próximas 48 horas serán claves, mientras los amigos de la familia transmitían ayer que “hay un hilo de esperanza muy fino”. Los hechos ocurrieron este pasado jueves, cuando el adolescente, amigo de la víctima, la golpeó con una pata de cabra. Según confesó a los cuerpos de seguridad que se desplazaron al lugar de los hechos, “quería saber lo que se sentía al matar”. Tras el golpe, la niña se cayó desde el balcón de un segundo piso y las primeras investigaciones apuntan a que fue arrojada por su amigo.
Las fuentes del entorno corroboran quela idea de cometer el crimen se venía gestando en su cabeza desde hacía días. Lo que le sucedió a Nuria le “podría haber pasado a cualquiera del grupo”. La vivienda del joven de 13 años que ahora está internado en Pediatría del CHUO se convirtió por unos minutos en la casa de los horrores de la rúa Astureses de Carballiño. Nuria no era la única en su lista, según estas fuentes. Había citado al menos a tres amigas en la vivienda. Llevaba dos semanas deslizando el mensaje entre los más cercanos de que “quería saber qué se siente al matar a alguien”, aunque todos creían que eran “burradas”. Pero su pretensión fue más allá.
Minutos antes de Nuria, a la vivienda del adolescente accedió la primera de sus amigas, acompañado de un chico. Eso fue lo que le salvó. El anfitrión había llegado a ponerle el cuchillo en el cuello y cerrar con llave la vivienda, pero la ayuda del acompañante de la chica permitió que consiguieran huir. La segunda amiga citada no llegó a acudir, pero Nuria sí. El joven la encerró en la habitación y la golpeó con una pata de cabra, hasta que esta acabó caída en la acera, no se sabe si arrojada por el propio agresor o precipitada en plena huida, tras dejar tras de sí un reguero de sangre y líquido encefálico.
Ahora esta joven de Carballiño lucha por agarrarse a la vida en la UCI, mientras en su entorno siguen sin dar crédito a lo ocurrido. Nuria y su agresor eran amigos. “Su grupo no es el grupo de Nuria. Es el grupo de los dos. Son amigos. Él era un pedazo de pan, no nos lo podemos explicar. Al parecer, llevaba dos semanas diciendo que quería probar, no sabemos qué le pasó por la cabeza. Era muy educado, muy bueno. Le tocó a Nuria como le podía haber tocado a otra, porque quedó con tres. Y al día siguiente también había quedado con otra persona. Creemos que tenía superplaneado lo que quería hacer. Si no es una, es otra, y si no, será otra. No entendemos qué pudo pasar”, explican desde el entorno del grupo.
Nada hacía sospechar a la gente que el joven agresor las citase en su casa. “Siempre iban a las casas unos de otros, era un sitio habitual donde se encontraban, estaban acostumbrados”, relatan estas fuentes. Otras incluso dicen que las pretensiones del joven fueron mostradas días antes a través de alguna red social, donde también enviaba mensajes subliminales sobre la idea que le rondaba la cabeza y que ahora tendrán que ser analizados por los investigadores.
En lo que todos coinciden es en definir a Nuria como “una niña normal, preciosa, encantadora”, como decían ayer en el círculo de amistades de su madre. “Nos parece imposible que unos niños acaben haciendo eso. Nadie lo esperaba. No daba la sensación de que fuera a hacer lo que hizo. Su comportamiento no era agresivo. No queremos imaginar lo que estará pasando la familia de él tampoco, estarán derrotados. Las propias familias se llevaban bien entre ellas. Es un mazazo muy duro. Y más cuando ya habían quedado muchas veces con la misma persona, iban a jugar…”
La familia pide revisar la Ley del Menor: “Que esto no quede impune”
Carballiño acogió una concentración en repulsa a la violencia tras la agresión. Amigos, familiares y vecinos, así como autoridades, se reunieron para condenar lo sucedido y pedir “justicia” para la niña.“Ánimo guerrera, estamos contigo” o “Fuerza, Nuria, estamos contigo” eran los mensajes que se podían leer en las pancartas con la imagen de la niña que portaban amigas de la madre y jóvenes conocidas de la menor, que sigue hospitalizada grave.
Las amigas de la madre sirvieron como correas de transmisión de la familia para pedir “justicia” y que se reforme la Ley del Menor para que “algo como esto no quede impune”, ya que el presunto agresor es inimputable por su edad. “Que esto haya sido el principio para poder cambiar algo y que esto no le suceda a nadie más. Es una gran injusticia. Es una indignación total”.
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