"O seu sorriso era capaz de iluminar a cara de calquera". Así recuerda a Ana Balboa el teniente de alcalde de A Peroxa, José Manuel Rodríguez, de donde ella era natural. Los vecinos la recuerdan como una persona "extravertida, que siempre llevaba alegría a donde iba".
Ana y Álvaro acababan de mudarse juntos a una casa de Velle, ella estudiaba en el CIFP Portovello y él trabajaba en un taller familiar. Hasta la mudanza, Ana compaginaba estudios con su trabajo en una cafetería de A Peroxa.
La joven pareja vivía en Velle. Foto: M. Pinal
Él, Álvaro Blanco, era un apasionado de los coches. A menudo practicaba drifting, una modalidad en la que lo importante es derrapar sobre la pista el mayor tiempo posible.
Tras la muerte de Ana, en A Peroxa se decretaron dos días de luto oficial y hoy por la tarde se celebrará su entierro. Además, las redes sociales se hicieron eco de su fallecimiento y multitud de usuarios compartieron una foto de un lazo negro con una inscripción de "hoy brilla una estrella en el cielo".
El perfil del asesino
La casa familiar de Diego Rodríguez Torres, de 35 años, estaba ubicada en el barrio de O Pino. Allí residió hasta hace poco, cuando se mudó a Velle. Su madre lo visitaba a menudo por sus presuntos problemas de salud mental. "No parecía capaz de hacer lo que hizo, aunque tampoco era una persona social", apuntaba una vecina.