INCENDIO
Arde una casa en Rairo, Ourense
El historiador ourensano Marcos Valcárcel citaba en sus crónicas a Chocolates Chaparro como una de las primeras empresas con licencia industrial en la provincia, en una época en la que llegaron a tener permiso 13 chocolateras. Fundada en 1850, el cierre de Chaparro deja un vacío de tradición para los ourensanos que será solventado dentro de unas semanas. La fábrica, en Quintela de Canedo, dice adiós tras casi 171 años de producción, pero no se acaba su chocolate.
El olor y el sabor tan característico de Chaparro, que han disfrutado generaciones de ourensanos –asentados en el terruño y emigrados que recibían el chocolate como obsequio navideño– volverá al mercado conservando al máximo su esencia. Es la intención de Chocomiño, una chocolatera de Salvaterra de Miño (Pontevedra) que ha absorvido la empresa ourensana, como ya hizo con la chocolatera alaricana Anthony, otra de las fábricas tradicionales de Ourense que no resistió el paso del tiempo.
"Imos seguir producindo Chaparro coa mesma fórmula, a mesma imaxe, a mesma receta… Queremos que todo siga igual e que o cliente non note os cambios. Incluso no precio. O tempo dirao. Esperamos facelo ben", dice Joaquín Eiras Pazo, gerente de Chocomiño.
La fábrica ourensana de Chaparro desaparece y la producción será en la sede pontevedresa de Chocomiño, que ultima los preparativos para que las tiendas vuelvan a llenarse del chocolate ourensano agotado en las últimas semanas.
Eiras Pazo es un férreo defensor del comercio local y de los negocios con identidad propia. Cuando montó la chocolatera Chocomiño, hace 30 años, nadie daba un duro por el negocio. Ahora venden 20.000 turrones cada Navidad y comercializan varias marcas de chocolate, no solo en Galicia. Muchas de las marcas de chocolate son "rescatadas" de los negocios gallegos que no sobrevivieron a los tiempos. "Hai anos que quixemos apostar porque en Galicia as casas de chocolate non desaparecesen, iso non tiña porque suceder. Estanos indo bastante ben", dice el responsable de la empresa familiar Chocomiño.
Ourense fue antaño capital chocolatera, con esa decena de marcas que daban singularidad a los pueblos y hacían grande la industria agroalimentaria. Chaparro era la última chocolatera de la provincia, también la más antigua de Galicia.
Chocomiño añora aquella Galicia de fábricas dulces. "Había unha fábrica en cada pobo, o chocolate foi un matafame nos peores anos. Había unha tableta en cada bolsillo. Chegou a ser almorzo nacional!", dice el responsable de Chocomiño. Con su apuesta clara por el chocolate, un negocio que "nos dixeron que durabamos catro días", la familia de Eiras Pazo pretende "recopilar cada unha desas chocolateiras que foron desaparecendo e que cada unha teña a súa identidade".
A los ourensanos y amantes de Chaparro, les deja un mensaje: "En dúas ou tres semanas, Chaparro estará nas tendas. Que non se preocupen". Otro mensaje, además de fuerza para los negocios que sobreviven a una crisis más: "Se a xente non apoia o pequeno bar e o pequeno comercio, sóbranos todo. Hai que apoiarse".
Contenido patrocinado
También te puede interesar
INCENDIO
Arde una casa en Rairo, Ourense
Garantiza un mayor alivio fiscal
Alfonso Rueda promete “cooperación y estabilidad” a los empresarios de Ourense
IDENTIFICACIÓN POR ADN
El hombre hallado sin vida en As Caldas llevaba 48 horas muerto