Tesoros de Ourense

La Taberna Grancas y el café La Isla, dos paradas en Toén para reponer fuerzas

Daniel López, de la Taberna Grancas; y Teresa Prieto, del bar La Isla.
photo_camera Daniel López, de la Taberna Grancas; y Teresa Prieto, del bar La Isla.
La Taberna Grancas, en Toén, ofrece opciones gastronómicas para todo tipo de gustos: desde callos hasta churrasco, lentejas o plato de cocido. El café, o la copa de vino, se toma en el bar La Isla

Toda jornada turística que se precie está acompañada, indudablemente, de una parada para disfrutar de la gastronomía típica del lugar. En el caso de Toén, concello lleno de patrimonio natural e histórico, la oferta es amplia y variada. Desde las tradicionales anguilas de Alongos, hasta los platos de cuchara o la cocina fusión, los visitantes encontrarán platos para todos los gustos. 

Es el caso de Daniel López y su familia, que pusieron en marcha hace dos años la Taberna Grancas, en el núcleo de Toén. Con horario ininterrumpido, desde la primera hora de la mañana hasta la noche, el local se convierte en la parada perfecta para los visitantes que deseen hacer una alto en el camino y recuperar energía. “Nuestras especialidades son el churrasco, el cochinillo al espeto, el cocido y los platos de cuchara, como callos o lentejas”, apunta López. “Todo es casero”, destaca. El menú lo completan opciones como huevos caseros, chorizo o croquetas, aptos para las paradas más breves. 

La amplia terraza del local permite que, en los meses calurosos, los clientes puedan disfrutar del aire libre mientras le dan un capricho al paladar. 

El café La Isla es otro de los puntos de obligada parada en el municipio de Toén. Situado en el núcleo de Mugares, este local forma parte ya de la historia del lugar. “Levamos aquí case 40 anos”, explica Teresa Prieto, que dirige el local con su marido, Pedro Álvarez. Por su bar han pasado generaciones enteras de vecinos, que ya casi son más familia que clientela. “Agora temos a moita clientela nova, da gusto”, asegura. 

El matrimonio tiene pensado cerrar las puertas del local en los próximos años, pero los clientes insisten en que no se marchen: “Din que para onde van ir eles entón, que non pode ser que deixemos o negocio. A verdade que é bonito que a xente te anime”. 

El establecimiento es perfecto para una pequeña parada, de un café o un vino antes de comer, así como para una parada más larga, en compañía de amigos y con unas cervezas. El colofón perfecto para terminar una jornada turística, después de caminar, conocer las iglesias de Toén y sentarse a contemplar la vida en el banco más bonito del mundo.

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