La temperatura extrema en Ourense dejó 113 muertes en el último año

Un niño bebe agua, en las piscinas de Oira.
photo_camera Un niño bebe agua, en las piscinas de Oira.
El frío causó más muertes en la provincia de Ourense durante este invierno que los derivados del calor en verano de 2022

Los episodios de temperaturas extremas provocaron 113 muertes en la provincia en los últimos 12 meses, según muestra el sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo) del Instituto Carlos III. El registro recoge los datos de óbitos atribuibles a altas y bajas temperaturas para comprobar la afectación de la meteorología en la salud de la población. En la provincia, desde junio de 2022 hasta ayer se identificaron decesos tanto en los meses de verano como en los de invierno. Entre junio y septiembre del pasado año, MoMo contabilizó 52 muertes, mientras que entre diciembre y marzo registró un total de 61. En el último año, por tanto, han fallecido más ourensanos a causa de las bajas temperaturas que por episodios de calor extremo.

Meses y edades

Los meses con mayor impacto fueron febrero (con 35 óbitos) y julio (con 34), frente a octubre, noviembre, abril, mayo y lo que va de junio, en los que no se registró ningún deceso vinculado a la temperatura.

De las 113 muertes contabilizadas en la provincia, la práctica totalidad (111) se produjeron entre población mayor de 65 años. Por sexos, las mujeres fueron las más afectadas por las temperaturas extremas, con 71 del total de óbitos registrados. 

Afectación a la salud

Salvador Fojón, médico intensivista, biólogo e integrante del programa Salubrízate impulsado por el Sergas, da cuenta de la importancia de protegerse frente a los episodios de frío y calor extremo. “Es más difícil compensar el calor ya que apenas tenemos defensas contra él, lo que lo hace más peligroso. Para personas ancianas, niños y pacientes con enfermedades crónicas, la subida de la temperatura puede tener consecuencias graves en cuestión de horas”, asegura. En esta línea, recuerda las principales recomendaciones sanitarias: hidratarse, evitar exponerse al sol y reducir la actividad física. “Nuestro cuerpo regula la temperatura con el sudor, expulsando agua que absorbe calor, por lo que es muy importante beber agua para compensar la que se pierde”, detalla.

El sanitario incide en la necesidad de hidratarse de forma continuada, a pesar de no tener sensación de sed. “Si la temperatura corporal está por encima de los 38 grados, solo un grado más de lo habitual, empiezan a aparecer síntomas muy graves, por eso hay que disminuir el calor”, señala. 

Más calor

Los datos recogidos por MoMo dan cuenta del incremento de la mortalidad atribuible a temperaturas extremas en los últimos años. Si en verano de 2019, en la provincia fallecieron seis personas por el calor, el pasado año se registraron 52 óbitos. Fojón explica que los episodios extremos, lejos de reducirse, seguirán aumentando: “Habrá un progresivo aumento en los próximos años derivado del cambio climático, por eso es tan importante tomárselo en serio”. Asegura que la situación es “muy amenazadora” y pide concienciación a la población: “En las sociedades más opulentas, como la nuestra, se está combatiendo el calor con aire acondicionado, es decir, consumiendo más energía a expensas de producir más carbono, lo que intensifica el cambio climático”.

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