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En Souto Sanín, zona rural cerca de As Lagoas, no llegan al medio centenar de vecinos. Sin embargo, son muy activos: hace poco estrenaron su asociación vecinal y no dejan de organizar magostos, entroidos y fiestas varias. También son reivindicativos: en este paraje espectacular con vistas a toda la ciudad el ruido no tiene cabida, pero podrían estar mejor. Algunos desbroces por hacer, fochancas y problemas de accesibilidad son las principales demandas.
La bienvenida a Souto Sanín la da una calle recién asfaltada. Sin embargo, la parte más antigua, que los vecinos llaman el Casco Viejo, está hecha unos zorros. “Non sabemos nada da empresa que ía facer o proxecto. No Concello din que si, que arranxarán a rúa, pero non sabemos nada”, explica el grupo de vecinos. Asfaltaron el ramal de abajo, pero no el de arriba. El contraste es, cuanto menos, horrible. “Pedimos máis que o fagan con pedra que con asfalto, porque é coma un casco antigo”, reivindican. Hace un año que se acometió una obra, pero el pavimento sigue deterioriado y hay cableado a la vista.
Seguimos por la rúa dos Morogos. “É o vial alternativo que utilizamos para non ter que ir ata a glorieta de Os Viros. Pareceríanos de lei que nos fixeran aquí un acceso mellor, ademais reduciría o tráfico”, señalan los vecinos. Es una curva parcialmente peligrosa, ya que cuando llueve se acumulan las balsas de agua y genera problemas de tráfico. “As cunetas están taponadas, pedimos unha limpeza para conducir as augas cando hai chuvia”, insisten.
Laruta del “Va de Barrios” sigue por un camino de tierra que los propios vecinos tienen que desbrozar. Es un acceso a pie que les conecta con A Rabaza, pero hace tiempo que no se realiza mantenimiento y hay que sortear la maleza. “É un camiño real de toda a vida, unha vía alternativa a ir camiñando pola estrada, polo que é moito máis segura”, defienden.
El silencio de la naturaleza deja paso al ruido del tráfico en apenas dos minutos de trayecto a pie. Al llegar a la otra zona de la carretera -sigue perteneciendo a Souto Sanín- comienzan los problemas de seguridad. “A nosa reclamación máis importante é a accesibilidade da xente”, dicen en la asociación. Coger el autobús urbano es toda una odisea: los vecinos mayores -y algún joven- se enfrentan con dificultad a unas escaleras empinadas para poder llegar hasta la marquesina. “Pedimos que a liña de Mende varíe mínimamente o percorrido, porque hai moita xente maior de 70 anos que ten que subir esas escaleiras tan empinadas”, señalan. Además, no hay demasiado alumbrado público.
Por otro lado, piden recuperar el acceso directo al pueblo a través de una rotonda. “Os coches pasan a demasiada velocidade, unha rotonda facilitaría as cousas e daríanos servizo ao pobo”, piden también. Para el que consigue sortear las escaleras empinadas, llega a la rúa Miradoiro. “Fíxose unha acometida do alcantarillado e a obra quedou sen rematar”, explican. Uno se queja de que le entra el agua a la finca. Hay una zona con pavimento nuevo, pero la sorpresa final es el deterioro de una obra que el Concello dejó a medias.
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