Papeles del rock

“The Playlist”: la terrorífica historia de Spotify

The Playlist
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“The Playlist” es un buen trabajo de estilo biográfico sobre los creadores de un monstruo que lo ha devorado todo a su paso

Limewire, Pirateway, E-mule o Soulseek. Si usted, lector de estos “Papeles de rock” tiene más de 30 años, seguro que puede recordar con cierta nostalgia cómplice los días en que usaba “torrents” para descargar su música favorita. Involuntariamente y sin saberlo, usted era parte de una revolución, sabiendo en secreto que las posibilidades de enfrentar cargos judiciales eran muy bajas pese a que lo que estaba haciendo legalmente era colaborar con un acto ilícito. ¿Por qué? Porque todo el mundo lo estaba haciendo. Era una lógica natural –no justa, en tanto que perjudicaba los derechos de autor de sus creadores- negarse a pagar por CD cuyo precio superaba en más de un 200% sus costes de producción. Y en medio de todo aquello, llegó Spotify.

No se puede negar que Spotify fue uno de los primeros actores en la revolución tecnológica aplicada al desarrollo de la industria musical que inició un cambio evolutivo legal. Al cambiar nuestra percepción del “streaming”, esa industria de la música experimentó un auge diferente. Si bien podemos señalar el cambio cultural de la industria audiovisual y del entretenimiento a través de Netflix, Spotify fue un activista crítico y crucial dentro de ese mismo fenómeno en la música.

La serie televisiva de Netflix “The Playlist”, cuenta la historia real acerca de cómo surgió Spotify, estudiando casos de diferentes actores en el mercado que ayudaron a contribuir a su ascenso, obviamente con luces y sombras, escenarios y episodios que indudablemente guardarán según los casos una mayor o menor cercanía con la realidad. La ficción televisiva, no lo olvidemos, no trata de ser un libro de historia: de hecho, la historia puede ser una arcilla fácilmente moldeable para alcanzar objetivos de audiencia en la lógica del agresivo mundo de las televisiones privadas.

Cada episodio de “The Playlist” es tan convincente como los demás. Aun así, se debe alabar el primer capítulo, siguiendo al codificador (y ahora multimillonario) Daniel Ek. El capítulo inicial muestra a Daniel dándose cuenta de que el dinero no es el resultado esperado ni quizá deseado, pero entendiendo que crear algo innovador es la piedra angular del verdadero poder. Ver a un hombre que se rasca el trasero y come bocadillos mientras codifica casualmente en la casa de su madre hasta altas horas de la noche es revelador. Algo parecido a la historia de Steve Jobs en el mugriento garaje desde el cual creó el imperio Apple.

“The Playlist” combina otras figuras de alto perfil que cambiaron la historia, centrándose en el magnate del sello musical Per Sundin, desesperado pero ávido de soluciones. La serie igualmente explora al excéntrico empresario cofundador de Spotify Martin Lorentzon, pero también revela las complejidades legales y técnicas a las que se enfrentaron Daniel Ek y su equipo de Spotify. Con la ambición llegaron regulaciones estrictas y una gran cantidad de trámites burocráticos que se sentían como una colina imposible, sí, créanlo, aunque hoy por hoy el nombre Spotify sea el sinónimo de explotación salvaje de los derechos de autor y la condena a la precariedad de los autores. Pero no es un tirón de orejas para la industria de la música. En todo caso, la serie está equilibrada. Hace que los empresarios se sientan tan explotadores como los ejecutivos de la música y tan agresivos como la parte más oscura de Internet. Brindar una visión equilibrada de la historia significa que la audiencia puede expresar sus opiniones sobre cómo evolucionó la industria de la música.

Y eso es todo en pocas palabras. “The Playlist” es un buen trabajo de estilo biográfico sobre los creadores de un monstruo que lo ha devorado todo a su paso. En su favor a la hora de plantear la temática argumental, entiende cómo el problema con los “torrents” y las plataformas de música ilegales se transformó en una solución mundial, aun a pesar de ni dejar de ser con ello sumamente controvertida e injusta.

La serie cambia hábilmente las perspectivas en cada episodio, y aunque Daniel Ek, el empresario tecnológico sueco y la creación detrás de la creación de Spotify es el protagonista principal, cada episodio cambia el enfoque para mantener esa vitalidad. El episodio 2, por ejemplo, analiza el lado comercial de la evolución de la idea y en particular la de Sony Music a través de los ojos de Per Sundin. En comparación, el episodio 4 sigue el viaje de Andreas, un codificador talentoso que logró revolucionar la tecnología necesaria para hacer de Spotify el gigante que es hoy.

Pero claro, hay quienes son víctimas en todo esto y no han salido victoriosos. Los últimos dos episodios son bastante sombríos en comparación a los anteriores, uno analizando a un socio fundamental en toda la estructuración de la compañía y el otro analizando a los propios artistas, incluido el efecto que Spotify ha tenido en su sustento y lo que podría significar en el futuro también. Este enfoque cambiante permite comprender realmente cuán revolucionaria fue esta tecnología y cómo básicamente acabó con la piratería musical de la noche a la mañana. De hecho, dado que los primeros 3 episodios se enfocan mucho en Pirate Bay, es revelador que la segunda mitad no lo haga en absoluto.

De la misma manera, estos puntos de vista caleidoscópicos significan que algunos personajes que aparecen al principio nunca se vuelven a ver. El episodio 3 es un gran ejemplo de esto, siguiendo el lado legal de Spotify a través de los ojos de la talentosa Petra. Su viaje es fascinante y es su concepción del invento lo que hace que la pelota ruede, lo cual es realmente interesante. Sin embargo, después de este capítulo, apenas se sabe nada de ella.

Hay partes de la serie que también son visualmente efectivas, especialmente con el uso del color. Algunos de los tonos apagados, que se filtran lentamente en un color más intenso con el tiempo a medida que mejora el ritmo, son una inclusión sutil, pero bienvenida, y agregan un toque visual atractivo a la serie. También hay, como cabría esperar, una banda sonora bien concebida, incluso si solo se utilizan fragmentos de sonido de diferentes canciones.

Si bien es poco probable que “The Playlist” tome por asalto el mundo de la televisión, es una serie sólida y bien escrita, elaborada y que parte de premisas verosímiles. Para bien o para mal, el “streaming” musical llegó para quedarse y “The Playlist” sopesa todos los pros y los contras de esto, hasta con una onírica visión del futuro. Se la recomiendo.

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