Un vecino de Oporto (Portugal), José Loreiro Acebedo, de 51 años, fue localizado sobre las tres de la tarde en Valdín (A Veiga) después de una intensa búsqueda, a la que se sumaron la práctica totalidad de los vecinos del municipio zamorano de Porto, limítrofe con Viana. El hombre estaba totalmente desorientado y fue recogido por su mujer y sus dos hijas, que lo llevaron para su domicilio.
El rastreo comenzó en la mañana del domingo después de que José Loreiro llegara en taxi, en la tarde del pasado viernes, a Porto. 'Nada más apearse del coche, entró en un bar y pidió un refresco. Se quedó en local hasta que cerró. Después salió y no sabemos donde pudo pasar la noche', explicó el alcalde, Rogelio Carracedo.
Los vecinos no se imaginaron que Loreiro Acebedo no sabía dónde estaba. Eso sí, los clientes del bar se percataron de que tenía algún tipo de problema mental, 'aunque en ningún momento se mostró agresivo', añadió el regidor, recalcando que 'sólo preguntaba cuál era su calle y dónde estaba su familia'.
Al día siguiente, el sábado, el hombre regresó al bar y fue entonces cuando los vecinos comenzaron a preocuparse por su situación. 'Estaba indocumentado, empapado en agua y prácticamente desnudo', afirmó Rogelio Carracedo, que lo metió en su casa, le dio de comer y ropa nueva, al tiempo que alertaba a la Guardia Civil, que se puso en contacto con la Policía portuguesa para ponerla al corriente de la situación y para que localizaran a su familia.
Mientras los agentes hacían las gestiones, cayó la noche, y Carracedo lo hospedó en una vivienda municipal, conocida como 'la casa del médico'. 'Antes su estado anímico, cerramos las puertas para que no escapara, pero se descolgó con un edredón por una ventana. Cuando fui a buscarlo para desayunar no estaba', apuntó el alcalde.
Así se inició la búsqueda, hasta que un constructor de A Veiga, conocedor de la situación, lo vió en Valdín y alertó a la Guardia Civil, que se lo entregó a la familia.
Los vecinos no se imaginaron que Loreiro Acebedo no sabía dónde estaba. Eso sí, los clientes del bar se percataron de que tenía algún tipo de problema mental, 'aunque en ningún momento se mostró agresivo', añadió el regidor, recalcando que 'sólo preguntaba cuál era su calle y dónde estaba su familia'.
Al día siguiente, el sábado, el hombre regresó al bar y fue entonces cuando los vecinos comenzaron a preocuparse por su situación. 'Estaba indocumentado, empapado en agua y prácticamente desnudo', afirmó Rogelio Carracedo, que lo metió en su casa, le dio de comer y ropa nueva, al tiempo que alertaba a la Guardia Civil, que se puso en contacto con la Policía portuguesa para ponerla al corriente de la situación y para que localizaran a su familia.
Mientras los agentes hacían las gestiones, cayó la noche, y Carracedo lo hospedó en una vivienda municipal, conocida como 'la casa del médico'. 'Antes su estado anímico, cerramos las puertas para que no escapara, pero se descolgó con un edredón por una ventana. Cuando fui a buscarlo para desayunar no estaba', apuntó el alcalde.
Así se inició la búsqueda, hasta que un constructor de A Veiga, conocedor de la situación, lo vió en Valdín y alertó a la Guardia Civil, que se lo entregó a la familia.
