Los brotes de la enfermedad se detectaron en el llano rues, una zona castigada por las tormentas

La aparición de mildiu crea alarma entre los viticultores

Racimos de uvas, en un viñedo del llano de A Rúa, la zona más castigada por las tormentas. (Foto: L.B.)
La aparición de manchas de mildiu y black rot en los viñedos hizo sonar la alarma del Consello Regulador. Las condiciones meteorológicas de las últimas semanas, con temperaturas altas y un índice de humedad elevado, son un campo de cultivo propicio para el desarrollo de estas plagas. 'Hay que tomar precauciones', dijo ayer el técnico del citado organismo, Jorge Mazaira.
Los brotes de estas enfermedades fueron detectados en el llano rues, una zona que fue muy castigada por las tormentas que descargaron sobre la comarca en las últimas semanas. Los agricultores que dejaron sin tratar las viñas serán los más perjudicados por estas enfermedades, por lo que el Consello Regulador hace un llamamiento a los viticultores para que apliquen productos sistémicos en sus viñedos.

Esta llamada del Consello Regulador pretende evitar que las enfermedades echen a perder una cosecha que se prevé abundante. La cantidad de uvas que pueden verse sobre las cepas en estos momentos es tan grande que, si las plagas o las condiciones meteorológicas no la alteran, puede convertirse en un problema. 'Es un año de mucha uva. Habrá problemas de exceso de rendimiento', vaticinaron fuentes próximas a la Consellería de Medio Rural.

El aumento de la cantidad va en detrimento de la calidad, por lo que algunos productores comenzaron a cortar los racimos sobrantes. 'Hay viticultores que empezaron a realizar la poda en verde, arrancando aquellos racimos que no van a ser de calidad', apuntó Jorge Mazaira.

La disyuntiva entre cantidad o calidad provocó un intenso debate interno entre los socios del Consello Regulador, a raíz del aumento del límite máximo establecido para el rendimiento de las variedades de uva preferentes: mencía y godello. Los bodegueros pueden elaborar 73,5 litros de mosto por cada 100 kilos de uvas, cuando antes no debían sobrepasar los 70 litros.

Con independencia de la discusión interna, las previsiones apuntan a un fuerte aumento de la cosecha, en relación con la última campaña. La escasez de racimos y las heladas la dejaron en 3,4 millones de kilos, siendo 5,7 la correspondiente a la cosecha del año anterior.

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