Sin coche y sin sueldo

Se debate mucho sobre el coche del futuro: eléctrico frente a combustión. Las normativas medioambientales se endurecen en este siglo y cabe preguntarse si estas exigencias se aplican también en el resto del planeta, porque la atmósfera no entiende de fronteras.

Sin embargo, mientras discutimos sobre este asunto crucial para la vida en “nuestra casa común”, apenas se habla del poder adquisitivo de las nuevas generaciones. ¿Alguien imagina hoy a un joven de entre 18 y 30 años comprando un coche nuevo? Muchos ni siquiera pueden planteárselo.

En general, los jóvenes son usuarios de patinetes y bicicletas más que de coches, que corren el riesgo de convertirse en un recuerdo de aquellas generaciones que pudieron permitirse un vehículo que generó ilusiones, viajes y momentos de felicidad para millones de familias.

Durante años se dio por hecho que las siguientes generaciones vivirían mejor que sus padres. Pero, mientras sigamos en la situación actual, con precariedad laboral, problemas sociales y una política alejada de estas realidades, muchos concesionarios pueden acabar como tantos comercios: con los locales vacíos porque el mundo ha cambiado y la demanda ya no existe.

Pese a todo, hablar del poder adquisitivo de los jóvenes “hoy no toca”, porque se acercan elecciones. Estas nuevas generaciones se sienten invisibles para los partidos y se alejan cada vez más de la política, algo que alimenta el temor a la abstención, no solo por los escándalos de algunos dirigentes, sino porque, para muchos jóvenes, su poder adquisitivo es tan real como aquel eslogan de “La moda juvenil”: inexistente en estos tiempos. Más que la generación “nini”, estamos creando una generación “sin sin”: sin estabilidad y sin futuro.

Pedro Marín Usón (Zaragoza)