La Región
Tiranías
El riesgo que corre la democracia liberal es apostar por el autoritarismo para hacer que la riqueza beneficie a unos pocos o regularla libertad. Las ansias de libertad han estado presentes en todos los movimiento sociales. Así las cosas, Europa tiene ante sí al dilema de seguir mirando hacia otro lado mientras los partidos más extremistas avanzan impulsados por los alogaritmos de redes sociales desbocadas y poderosas. O puede mostrar una mayor fuerza a la hora de justificar leyes ya existentes en materia de transparencia tecnológica y lucha contra la desinformación. Nos va en ello la democracia liberal representativa.
A medida que en las próximas décadas sigan creciendo la economía colaborativa y la tecnologías que desplazan empleos y baja el poder adquisitivo de los salarios, es un imperativo preparar a las instituciones del Estado de bienestar del futuro para que puedan proporcionar un dividendo para todos los ciudadanos permitiéndoles tomar parte en la distribución de nueva riqueza precisamente cuando el empleo se está divorciando cada vez más de la productividad. Esto puede llevarse a cabo de muchas formas, algunas de las cuales se solapan.
Sólo compartiendo de forma inclusiva la nueva riqueza generada por la economía de la innovación tecnológica puede hacerla socialmente sostenible. Una respuesta de este tipo da satisfacción a la ansiedad económica que han encendido los movimientos populistas que achacan sus penurias a los inmigrantes o a los socios comerciales globales. La propiedad compartida es la única solución viable que beneficiará equitativamente a todos a la hora de enfrentar los desafíos que plantea la nueva economía del capitalismo transformado digitalmente.
Si la deslocalización económica producida por la hiperglobalización ha sido uno de los motores de las reacciones “antiestablishment”, el otro ha sido la inmigración. Cualquier nuevo contrato social que distribuya la riqueza de forma más inclusiva debe adaptarse a través del consenso dentro de los límites del Estado. Este contrato social sólo funcionará cuando los ciudadanos lo consideren justo y equilibrado las ganancias y cargas compartidas. Encontrar el justo equilibrio implicará un diálogos profundo sin burladeros ideológicos, en la que la gente confía porque mantiene a la política fuera de la administración y prevé los bienes de manera inclusiva. Esta confianza esta fundada sobre un contrato social sin fisuras entre Ciudadanos y Estado que ahora se está deteriorando. Cuando entran en escena las mafias migratorias no todas están dispuestas a observar la más elementales normas de respeto. Inevitablemente la inmigración es señalada como algo peligroso, cuando en realidad, debería suceder todo lo contrario.
Encontrar un justo equilibrio implicará un diálogo continuo dentro de las democracias. Estamos necesitando la cooperación creativa. La política de la división y del enfrentamiento, basada en el resentimiento es un error. La salida para garantizar la democracia liberal es el diálogo. El nuevo orden mundial se delinea sobre la base de una asociación imprescindible de respeto a la diversidad de todos los países.
Moncho Ramos Requejo
Contenido patrocinado
También te puede interesar
La Región
Tiranías
La Región
Escola do rural e infancia
La Región
CARTAS AL DIRECTOR
Gracias por tanto doctor
La Región
CARTAS AL DIRECTOR
El imperialismo contra el derecho
Lo último