Aarón Ojea, tras dos meses en Ludeiros: “He tenido que rechazar clientes”

AUSENCIA DE FIBRA EN OURENSE

Aarón Ojea, vecino de la aldea de Ludeiros, en Ramirás, vive en primer apersona la ausencia de fibra en la provincia de Ourense. “Movistar parece ignorar nuestras solicitudes debido a que el problema solo nos afecta a nosotros, minimizando el impacto. Pero nuestra situación refleja una realidad más amplia: las barreras tecnológicas que enfrentan quienes apuestan por revitalizar las áreas rurales”.

Aarón Ojea, en Ludeiros (Ramirás).
Aarón Ojea, en Ludeiros (Ramirás).

Aarón Ojea lamenta cómo la ausencia de fibra afecta “profundamente” a su familia y su proyecto profesional, con “implicaciones sociales y económicas importantes”. Hace más de dos meses se mudó a una casa en el pequeño pueblo de Ludeiros (Ramirás), de apenas 10 habitantes, junto a su padre y la mujer de este. Lo hicieron con el objetivo de “disfrutar de la tranquilidad rural mientras avanzábamos en nuestros respectivos proyectos personales y profesionales”, pero se toparon con un “giro inesperado”. Pese a estar a escasos diez kilómetros de Celanova, no pueden tener fibra.

¿El motivo? Los postes que traen el cableado desde la caja de fibra hasta la casa están en mal estado, con carteles que advierten de “Peligro. No subir”. Aunque los técnicos de diferentes operadoras (han reportado la incidencia a Movistar, responsable del mantenimiento o cambio de los postes, “llevamos más de tres meses sin una solución”.

La falta de conexión no solo les priva de ocio digital, sino que afecta a sus actividades esenciales. “Mi emprendimiento en el rural centrado en la Inteligencia Artificial, que consiste en una consultoría de IA para empresas con el fin de formarlas sobre esta tecnología y proporcionarles soluciones para automatizar y optimizar sus actividades diarias y la de sus trabajadores, está paralizado. He tenido que rechazar clientes y me desplazo regularmente a Allariz para poder trabajar un poco en la oficina de una clienta y amiga, lo que supone retrasos y pérdidas económicas”, lamenta Aarón.

Por otra parte, su padre, de 52 años, estudia Criminología a distancia en la UNED y depende de internet para seguir sus clases y entregar trabajos. Actualmente, tiene que desplazarse al bar más cercano con wifi para conectarse. “Movistar parece ignorar nuestras solicitudes debido a que el problema solo nos afecta a nosotros, minimizando el impacto. Pero nuestra situación refleja una realidad más amplia: las barreras tecnológicas que enfrentan quienes apuestan por revitalizar las áreas rurales”.

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