La encrucijada de Ourense
Hoy la disyuntiva para el PP es construir con el PSOE una alternativa o dejar de alcalde a una persona cuyo mayor mérito en 22 meses ha sido convertirse en el Miguel Bosé de la política: en lugar del covid, él niega su puesto.
Ángel Gabilondo tiene de lema de campaña “Gobernar en serio” y por lo visto Rafa Villarino se va a tener que poner de estado del wasap “Apartarse en serio”. No se descarta que en el debate de esta noche en Telemiño el PP le pida al líder socialista que se exilie a Portugal antes de sentarse a hablar y plantearse cumplir lo que llevan cinco meses prometiendo.
Lo que ya es seguro es que si la política madrileña es experta en crear falsas dicotomías, la ourensana ha encontrado la suya y sí es real: Jácome o moción de censura. Estas situaciones con forma de acantilado tienen la habilidad de retratar a los concursantes con extrema fineza. "O dixemos claramente. Nós non temos inconvinte en buscar ese acordo que demanda a cidadanía. Mais, tamén eu no seu momento aparteime. É o único que estamos a pedir: que se aparte, e que deixe tamén gobernar a cidade. E así, é que máis non podemos dicir". Por mucha retórica y vueltas que se le quiera dar, Jesús Vázquez dijo esto el 5 de abril sobre el veto a Villarino.
En todo caso, es curiosa la percepción del tiempo en Ourense. Viendo cómo están las calles y los ánimos podría dar la sensación de que Jácome lleva tres décadas de alcalde pero a la vez es como si todos volviésemos una y otra vez a junio de 2019. En cierto modo Ourense lleva 22 meses de resaca con un regidor cuyo mayor mérito ha sido convertirse en una especie de Miguel Bosé de la política local. Pero este no niega al covid sino a su propio cargo y por eso no tiene reparos -incluso desprende cierto orgullo- en increpar a sectores de su ciudad, regatear una recepción a vecinos o pelear la pérdida de una subvención. Es lógico que con este potencial mediático La Sexta lo haya fichado como ocasional invitado para hablar de cómo investiga a los trabajadores del Concello o financia su empresa con dinero público. Y tiene su ironía que al alcalde negacionista del municipalismo le hayan venido bien las precauciones derivadas de la pandemia para intentar camuflar -con escaso éxito- la propia parálisis de su gestión.
El horizonte del 2023
¿Es soportable seguir así hasta mayo del 2023? Les tocará responder al PSOE y PP. Ambos han cruzado reproches, ambiciones y tácticas entre las que se coló Jácome: tras instrumentalizarlo contra el bipartito y sufrirlo en la 2015-19, los populares lo situaron de alcalde, rompieron la coalición espantados y esta semana llegan a la quinta fase de su tortuosa relación. O no. Se verá. Lo que sí es un hecho es que Jácome tiene un gobierno de 3 de 27 ediles, ha empeorado la vida interna del Concello con una carísima administración paralela de asesores, las concesiones caducadas quedan al lado de las maquetas de sus promesas y tampoco esperen diálogo fluido con otras administraciones.
Y lo que está en juego es la recuperación de Ourense. Al margen del terrible contexto global, las crisis en la ciudad tienen forma de matrioshka: la propia de DO, el Concello, la social, la económica y la imagen exterior. ¿Puede Jácome revertir esta situación después de haber contribuido de forma decisiva a generarla? Él pensará que sí pero la verdad es que en este tiempo no ha dado grandes pruebas de solvencia. Por eso no se sabe hasta qué punto es factible imaginarse al actual alcalde liderando a su ciudad en la salida de la peor recesión de los últimos 80 años o coordinando la llegada de los fondos de la UE vinculados al ámbito local si no ha sido capaz ni de articular una solución para las termas tras 13 meses de pandemia y 16 meses desde que se aprobó la ley que ahora esgrime como justificación tras señalar a una funcionaria. Ahí, en ese punto sí que se muestra particularmente activo.
Difícil pensar en un político que haya creado más hostilidad en menos tiempo: algunos encontronazos los buscó de forma interesada para dividir -la prensa, funcionarios, la cultura, Policía Local- y otros se los ha ido generando por el camino -hosteleros, agrupaciones feministas, placeros, asociaciones vecinales, aficionados de la UDO-.
La fiscalización
Sin saber cuándo, cómo ni quién relevará a Pérez Jácome también se puede añadir otro aspecto al perfil del futuro regidor: seguro que no se normalizará tan rápidamente que insulte, incumpla normas, no consolide proyectos o convoque ruedas de prensa para anunciar nuevas renuncias.
A la espera de acontecimientos, ayer a las nueve de la noche Jácome compartió en su Twitter la información de La Región con las declaraciones de Núñez Feijóo sobre Villarino. Luego lo borró y puso una encuesta sobre el Auditorio, pero antes le dio tiempo a un chaval a darle una solución imaginativa: "Jacome (sic) convoca elecciones". El 4 de mayo sería perfecto.
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