Una mañana diferente en el parque

La apertura de los parques infantiles se hizo ayer efectiva con el fin del estado de alarma en Galicia por la pandemia. Muchos padres fueron con sus hijos a disfrutar de un rato al aire libre en familia, siempre respetando las medidas de seguridad decretadas por el Gobierno para la nueva normalidad.

A media mañana, las familias empiezan a llegar y a gozar de las múltiples diversiones que ofrece el parque Alameda do Cruceiro, con un ojo puesto en todo momento en los demás y en sí mismos.

El sentimiento de alivio y alegría es general; los niños están contentos de poder volver a jugar en un espacio abierto, y los padres, de que disfruten, pero con precaución.

En mayor o menor medida, todos aprueban las medidas de desinfección y prevención. Los niños hacen uso de columpios y toboganes sin miedo, y no tienen reparos en contestar con una sonrisa (bajo la mascarilla) si se lo están pasando bien.

"Sin lugar a dudas, estaban deseando venir", comentan Rosa y María, madre e hija que disfrutan de una mañana llena de vida en el parque. María, la más veterana de las dos, ahora abuela, es más reticente en cuanto al cumplimiento del protocolo de seguridad: "Hay gente que viene con más cautela, y otra con menos. De momento es una incógnita".

Este punto no está tan claro entre los asistentes de la mañana del lunes. Algunos opinan que, de momento, no hay mucha gente y no se pueden sacar conclusiones todavía, mientras que otros confían en un control efectivo de la situación.

La apertura de espacios abiertos, pero no interiores, como las guarderías, es tema de debate entre los usuarios de este servicio. María lo tiene claro: "Me parece bien, es prevención. No es lo mismo estar aquí al aire libre que en un recinto cerrado. No entiendo mucho pero es así como debe ser."

En el Jardín del Posío, equipado con dos dispensadores de gel cerca de las entradas al recinto, los niños corretean y juegan entre ellos mientras los padres se turnan para echarles un ojo y conversar sobre las novedades de la situación.

"Que no puedan relacionarse los niños entre ellos es difícil, y si encima quieren cumplir los protocolos...", decía una madre

Parques sí, guarderías no

Paseando cerca de los toboganes, María Jesús, niñera, observa con detalle los movimientos del pequeño a su cargo mientras este se cuela entre los huecos de la estructura gritando y saltando. Con tranquilidad, pero sin quitarle la vista de encima, comenta: "Las medidas y el protocolo aquí no se cumplen y nadie lo está vigilando. Está todo el mundo junto y sin ninguna prohibición. Van libremente de un parque a otro sin vigilancia, sin importar el aforo"."Igual que están aquí juntos, podrían estarlo en la guardería, y a los padres les vendría de lujo ese servicio para la conciliación", señala.

Rubén, padre de dos niños, está satisfecho: "Estaban ansiosos por volver". Remarca, además, que las actividades infantiles, que se reanudaron ayer son necesarias: "El verano es muy largo para los niños, los padres trabajan, no hay arreglo con los abuelos... Al final el chaval se tiene que quedar con alguien y hacer algo, poco a poco hay que ir volviendo a la normalidad. Tener las guarderías cerradas está bien por una parte, pero por la parte de la conciliación mal. Los padres tenemos que trabajar".

Es un problema que no tiene fácil solución. Muchos se preguntan qué hacer si los dos progenitores tienen empleo. Unos apuestan por niñeras, otros intentan coordinarse para cuidar a los niños con su pareja o familiares. De momento disfrutan de una mañana de parques con sus hijos.

Si bien es una primera aproximación hacia la nueva normalidad, el primer día de apertura dejó sensaciones diferentes, con detalles a mejorar según las familias, pero todas coincidiendo en que ha sido un gran paso para consolidar las actitudes que se deberán empezar a tomar a partir de ahora por el bien de los más pequeños.