UNO MENOS QUE EN 2022
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El Banco de España publicó en su último boletín que los ourensanos tienen en los bancos casi 10.000 millones de euros, un récord, subiendo entre junio y septiembre 40 kilos. Demuestra el gen ahorrador del nativo, pero aun así los expertos se devanan los sesos para escrutar las razones de semejante tesoro en el Ourense de las desigualdades. Hay una hipótesis no contemplada, pero creíble. Entre los responsables del incremento podría estar el alcalde Jácome. En mi pueblo cuando el vecino tiene posibles se dice que “non me dá lástima ningunha” o también que “non corre peligro ningún”. Suma en el Concello y la Diputación unos 93.000 euros, a los que hay que añadir los ingresos de su partido, lo que eleva la cifra a rondar los 250.000 euros al año y un millón al mandato. Ha sido bautizado ya como “el alcalde del millón de euros”. Está claro que “el arréglase ben”, otro circunloquio de por aquí. Es muy goloso el debate sobre lo que cobran los políticos, por lo facilón y cercano a la demagogia y el populismo. Lo que ocurre es que Jácome recibe zascas a diario porque creció polítcamente gracias, precisamente, a lo superficial, los atajos en el análisis político y el populismo. Reconoce sentirse herido porque ahora se le conoce el parné. A ver si resulta que va a tener (mala) conciencia. Los lectores con memoria recordarán cuando él desdeñaba la pasta, tirándose el pego de que no cobraría en tal institución, y tal y cual. Él, que gusta de llamar yonquis del dinero público a cualquiera que no sea él o sus vástagos políticos, son incapaces llevarse la soldada sin ser a cuenta de los impuestos de todos. El Concello habilitaba para este curso 269.250 euros para los comedores escolares para las familias más necesitadas, poco más de lo que él ingresa. Hay que seguir atentos a los siguientes boletines del Banco de España. Más pasta en el banco, seguro. Ourense seguirá creciendo en la medida que su alcalde lo hace.
El próximo asalto, el Parlamento de Galicia. A las elecciones va con el propósito de ser decisivo para cambiar el destino de los ourensanos, dice, que verán periclitado para siempre su secular atraso. Nada que objetar. En el caso de que tenga representación, al menos cambiará el futuro del ourensano que pase a cobrar como diputado. El Parlamento de Galicia tampoco paga mal. Luego ya vendrá el destino del resto de ourensanos. Todo a su debido tiempo.
Este tipo de comportamientos tienen desgaste porque nada suscita más recelos que los ingresos ajenos, sobre todo si son muy abultados, como es el caso, pero esperar una reacción es pecar de ingenuidad. De cualquier forma, un eventual escándalo por la pasta que ingresa el regidor convive con un comentario cada vez más común y más cruel: “Todos son iguales y todos se lo llevan calentito”, se oye en cualquier coro de analistas a tiempo parcial. La clase política hace poco por sí misma y por desprenderse de estos colgajos porque consienten. Lo más nocivo es que en este Ourense no se cuestionan estos excesos por la inmadurez de sus representantes y por haber hecho fortuna la frase comentada u otras similares. En vez de sanear la institución para que se gane el respeto de la ciudad, todavía hay muchos que escuchando una orquesta en la fiesta o subiendo la bolsa del Gadis en el ascensor de Xoan de Novoa salvando las escaleras, proclama: “Mira lo que hace el Concello del alcalde del millón de euros”. Al final el elevador costó casi tanto como el dinero que maneja en un año.
Mientras todos intentan nadar sobre la espuma del café, dulzona y hasta agradable, debajo está el brebaje. El Ministerio de Hacienda, que manda mucho, ha retenido tres millones de euros al Concello de Ourense hasta diciembre y hará lo mismo hasta que Pérez Jácome presente los presupuestos para la ciudad, cosa que no tiene pensando hacer o por incapacidad o por imposibilidad de aprobarlos. Esa y otras muchas bagatelas están debajo de la espuma, del ascensor, la orquesta y el desfile del próximo Entroido. Revela la carcoma económica de la institución. Tres millones de euros es mucho dinero, salvo para el alcalde. Él embolsa en el mandato un tercio de lo que retiene Hacienda. No creo que ceda un céntimo para enmendar su propio entuerto.
Alfredo Laudelino García Rodríguez, más conocido por el resumido Alfredo García, es alcalde de O Barco desde 1999, lo cual habla bien de su gestión, refrendada desde entonces. Natural de la localidad leonesa de Oblanca de Luna, desde 1953 es un barquense más. Bajo las siglas del PSOE ha hecho carrera, pero también los socialistas han conseguido gracias a él un feudo importante. Alfredo capitanea una villa en reivindicación permanente y razones tienen para ello. Que si la circunvalación de la villa, la prometida autovía A-76, la vetusta conexión ferroviaria, el frustrante estado de la N-120 para conectar con la capital de la provincia o la vigilia constante para no perder dotaciones sanitarias en el hospital comarcal. Entre otras, claro.
El jueves hubo pleno en O Barco presidido por Alfredo García en el que su partido rechazó una petición del PP para que se arreglase la calamitosa N-120, que hasta contó con las simpatías del BNG, que apoyó la iniciativa popular, pese a ser el agua y el aceite. Los socialistas retorcieron el argumento para no dar oxígeno a la oposición pero, supuestamente, para no enfadar al Gobierno central, con competencias en la carretera. Ganó la votación el PSOE pero, de verdad, ¿quién ganó y quién perdió, Alfredo?
Darse una vuelta por el conjunto cultural de San Francisco es un pequeño oasis, ya no solo por las dotaciones existentes, sino también por la solidez que han adquirido todas ellas, resistentes al baldón municipal.
La Biblioteca Pública, por ejemplo, mantiene su función de transmisora del conocimiento. Actúa como un imán que atrae a miles de ourensanos que huyen de la trivialidad y la ignorancia. Los ourensanos van descubriendo poco a poco los tesoros de la zona, pese a que el Concello ni los señaliza, al menos hasta que quepa el camión de la Panorama en el claustro. Los datos que dio este periódico son esperanzadores: se prestaron 300 libros al día el año pasado y el centro recibió 20.000 visitas más en el último ejercicio, además de realizar cerca de 500 actividades en sus instalaciones.
Pero la cuestión numérica es solo una parte del éxito, hubiese bastado una docena de usuarios para que los libros no se sientan solos. “Más libros, más libres”, dijo Tierno Galván.
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