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DISEÑO TEXTIL
Si bien el hecho de vestirnos es casi tan antiguo como el propio ser humano, no menos antiguo es el arte de confeccionar prendas, que requiere de un proceso en el que entran en juego una serie de conocimientos técnicos capaces de convertir en piezas de un perfecto engranaje todos los conceptos creativos.
El patronaje nace del sastre tradicional que crea un patrón a medida para cada persona. Un oficio de máxima complejidad que transforma los diseños en guías que determinan la confección de las prendas, siempre respetando los códigos y la calidad necesarios para alcanzar la excelencia. Actualmente existen centros donde se estudian las bases del patronaje para trabajar a nivel industrial, pero son cada vez menos las escuelas tradicionales de sastrería.
En el estudio, el equipo experto de patronaje desempeña un papel fundamental a la hora de comprobar que las ideas de los diseñadores pueden transformarse en prendas de calidad con la capacidad de industrializarse
En su empeño en mantener vivo el oficio, STL mantiene su taller de sastrería, convirtiéndole en una “rara avis” en el panorama textil mundial.
La misión principal del patronista es asegurar que cada diseño se traduzca correctamente en una prenda con la estética y funcionalidad deseadas, garantizando un ajuste perfecto y una producción eficiente. Y esto no es una cuestión menor, teniendo en cuenta que una prenda puede tener hasta aproximadamente 96 patrones, como en el caso de un blazer.
Pero no se trata de una tarea aislada, sino que en ella interviene todo un equipo de patronistas que ejercen como intermediarios entre el diseñador y el área de confección, brindando sus habilidades creativas y su capacidad para interpretar, hacer posibles los diseños, y realizar los ajustes para las diferentes tallas (escalado) con la máxima precisión en las medidas y el ajuste, que garanticen una silueta que favorezca a quien los vista.
Como las obras de arte, todo comienza con una idea que se traslada al papel buscando darle forma a líneas que más adelante se convertirán en una prenda. Ese punto de partida es el patrón, una pieza dentro de un conjunto, trabajado en papel, cartón o en ordenador, que una vez unido, forma la prenda. Es fascinante ver cómo un papel, plano y con garabatos y líneas en la mesa de un patronista, cobra vida y adquiere volúmenes en sus manos gracias a pinzas, cortes y dobleces.
Del mismo modo que un edificio se diseña pensando en dar vida a sus espacios, el patronista es el arquitecto del cuerpo, cambiando la cimentación por la puntada, dando volumen y vida a una idea. Una figura fundamental que convierte la visión del diseñador en realidad.
En su empeño en mantener vivo el oficio, STL mantiene su taller de sastrería, convirtiéndole en una "rara avis" en el panorama textil mundial
El patronista, arquitecto y artesano, debe prestar mucha atención a los materiales con los que trabaja, como si de seres vivos se tratase. Cada tipo de tela tiene un comportamiento distinto, y eso significa que cada patrón debe adaptarse al tejido final en el que se va a confeccionar la prenda, y así, optimizar al máximo los recursos. Lo realmente importante dentro de este oficio es sacrificar tan sólo un pequeño porcentaje de material. Conseguirlo, sobre todo al trabajar con estampados, y hacer que prevalezca la calidad de la prenda es otra de las artes que manejan los patronistas de STL.
Este proceso comienza cuando el diseñador transmite su idea al patronista, que lo visualiza automáticamente en dos dimensiones, para, posteriormente, materializar con su patrón una forma de tres dimensiones.
El departamento de patronaje es clave a la hora de convertir una idea en una prenda, pero su función se consolida dentro de una cadena perfectamente engrasada. En los estudios de Sociedad Textil Lonia, patronista y diseñador trabajan mano a mano con un objetivo principal: comprobar que las ideas pueden transformarse en patrones (la base para la producción de prendas) y que estas, a su vez, tengan la capacidad de industrializarse.
Se inicia de este modo un ciclo con el que STL asegura que cada prenda pasa por un proceso de desarrollo riguroso de inicio a fin, acorde con los más altos estándares de calidad.
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