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Miguel Ángel Cabrera (30 años) y Lucía Elena Casanova (27 años) trabajaban como abogados en Venezuela. Ella en los Tribunales de Protección de Menores y él en la jurisdicción Contencioso-Administrativa. Sin embargo, pese a sus estudios y su profesión, el sueldo no les llegaba “ni para comprar medio kilo de queso”, explican. “Era una situación crítica. Teníamos que salir por nuestros padres y por nosotros”, indica Miguel Ángel. “No podíamos independizarnos ni vivir en pareja, el sueldo no llegaba para nada”, añade Lucía Elena.
Como primer destino de huida eligieron Perú. Pasaron un año y dos meses, pero la economía también era compleja para tener una vida estable: “Al ser extranjeros era todo muy difícil y no pudimos avanzar nada”, relata ella.
“Era una situación crítica. Teníamos que salir por nuestros padres y por nosotros”, indica Miguel Ángel Cabrera
Su siguiente objetivo fue venir a España, dado que aventuraban mejor calidad de vida. “El cambio fue radical y, tras tres años, podemos ayudar a nuestras familias”, señalan.
Entre otras dificultades, tuvieron que vivir sin ahorros ni permiso de trabajo durante meses. En su camino dieron con Provivienda: “Nos ayudaron a asimilar el cambio, a integrarnos y a buscar trabajo”, dice Miguel Ángel.
Cuando el camino parecía intransitable, la organización les empujaba emocionalmente: “Nos dieron todo el ánimo que necesitábamos cuando todo parecía imposible”, aseguran. Sus primeros meses fueron en plena pandemia, por lo que costó más abrir algunas puertas: “Cuando vinimos a España llegamos con algo de dinero que ganamos en Perú, pero nos quedamos sin nada”, recuerda Lucía Elena. Buscaron la ayuda de Accem y Provivienda y la tuvieron.
“Empezamos compartiendo casa con otra familia y, tras dos años, tenemos plena autonomía”, indica la pareja venezolana.
Pese a los estudios y la experiencia en Derecho, en España tuvieron que cambiar de profesión. Mientras él ejerce de cocinero, ella trabajó como cajera y personal de limpieza. “Al principio no teníamos la economía como para homologar nuestros títulos ni hacer algunas asignaturas necesarias para convalidar la carrera -dado que la ley es distinta-”, afirma Miguel Ángel. Sin embargo, ahora que están estables en la ciudad, están en pleno proceso.
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