31 de diciembre

Publicado: 31 dic 2025 - 03:40

Opinión en La Región
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Termina 2025 como empezó: con un panorama político nacional irrespirable y el mundo pendiente de la guerra y la paz en Ucrania, una vez descontada la fragilidad pacifista de Gaza y la esperada caída en Venezuela de Maduro, amigo del alma del sanchismo. Se suele decir que los seres humanos merecemos lo que tenemos, y ciertamente padecemos unos gobernantes manifiestamente mejorables, al menos en España. 2025 será recordado como el año del declive del sanchismo que 2026 se encargará de rematar. Y mientras Feijoo se prepara para ser mejor presidente que líder de la oposición, Sánchez sigue de vacaciones navideñas sacando tiempo para Tik Tok pero no para convocar elecciones. Su tancredismo genético y patético sólo lo explica el miedo al futuro, el pánico a un horizonte judicial que le mantiene atrapado en el escándalo permanente de la corrupción. Sánchez parece ya un accidente amortizado, la prueba de que el sistema tiene grietas como aquella por la que se coló la moción de censura justificada con la necesidad de una regeneración que ha derivado en una degeneración democrática sin precedentes. España es un país único, con una sociedad dividida premeditadamente por el sanchismo para mantenerse en el poder a costa de la fragmentación política. El muro sanchista caerá como el muro de Berlín porque la ciudadanía no lo quiere. Los españoles desean progreso, bienestar, convivencia, vivienda y sobre todo verdad y transparencia. La sociedad pide pluralidad y diálogo; no confrontación ni polarización como fórmula de agitación y justificación política de los excesos del poder.

31 de diciembre, el último día del año y casi con seguridad el último 31 de diciembre que Sánchez pasará como presidente del Gobierno

31 de diciembre, el último día del año y casi con seguridad el último 31 de diciembre que Sánchez pasará como presidente del Gobierno. Dicen que toca cambio en 2026 porque la situación es insostenible para la propia democracia, y requiere una pasada por la alternancia, la concordia y la vuelta obligada a la separación de poderes y el estado de derecho. 31 de diciembre de 2025, probables últimas uvas del sanchismo en su decadencia evidente. 2026 será un año de elecciones encadenadas que podrán a Pedro en su sitio, ya que él prefiere ignorar la gravedad de una situación que requiere tratamiento de choque contra el engaño y la mentira. El 31 de diciembre es un día de despedida, de hacer balance, de festejar el nuevo año con esperanza e ilusión desde una perspectiva personal pero también colectiva. España necesita decidir su futuro, votar, liberarse del secuestro al que están siendo sometidas las urnas y la voluntad de los españoles. Y ese final inevitable del sanchismo se ha empezado a escribir en los autos judiciales y los informes de la UCO para desautorizar la máquina del fango en la que se ha convertido cierta política española. Ya quedan pocos comodines para seguir usurpando la democracia, usando las instituciones en beneficio propio y engañando con propaganda a los ciudadanos. Adiós 2025, hola 2026, el año en el que los jueces harán justicia y los españoles decidirán el cambio si es que el tiktoker se ve obligado a un adelanto electoral.

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