Anguila.ai

Es una curiosa paradoja que, en plena era de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), enfrentados a un volumen de noticias sin precedentes, haya que poner el acento en la desinformación, las “fake news” y los bulos. Pero, en cualquier caso, la precaución nunca está de más, por lo que conviene contrastar cualquier novedad que aparece en los medios; incluso, como en este caso, cuando la fuente es nada menos que la acreditada BBC.

Rastreando un poco hacia atrás, resulta que ya hace dos años un medio español -esta vez, no es La Región- se hacía eco de la existencia de Anguila, una diminuta isla caribeña, territorio británico de ultramar, que se ha visto inopinadamente beneficiada por el advenimiento de la Inteligencia Artificial (IA o AI en inglés) de una manera diferente al resto de países del mundo; algo que, en parte, debería agradecerle al nuestro, las cosas como son.

Corría el año 1493 cuando, durante su segundo viaje a las entonces llamadas Indias Occidentales Cristóbal Colón se apercibió de la existencia de un pequeño archipiélago alargado -cercano a lo que hoy es la isla de Puerto Rico- al cual, por su forma semejante al pez del mismo nombre, bautizó como Anguila. Toponimia que tanto los franceses primero, como los británicos después y hasta hoy mantuvieron prácticamente inalterada.

Cinco siglos más tarde, finalizando los ochenta, Internet estaba en sus inicios y se repartían los dominios únicos entre las distintas naciones para poder navegar por la red (por ejemplo, .es para España o .uk para Reino Unido). Así, a cada territorio le correspondía una dirección web basada en su nombre; por lo que no sorprende que, a la humilde Isla de Anguila, tras descartar otros ya asignados, casi por azar, le acabase tocando el dominio .ai.

Según diversas informaciones (a las que cabe dar crédito), el gobierno de Anguila obtuvo en 2024 casi 40 millones de dólares por la venta de nombres con el dominio .ai

En aquel momento, nadie era consciente de que, al pequeño archipiélago caribeño, donde habitan unas 16.000 personas, le acababa de tocar la lotería. Al cabo de treinta años (o sea, hoy), tras la irrupción de la IA (es decir, AI), esa etiqueta se ha convertido en una auténtica mina de oro para este diminuto país, por el interés de empresas y negocios en hacerse con una dirección que incluya el célebre acrónimo, para atraer así a los hados del algoritmo.

Según diversas informaciones (a las que cabe dar crédito), el gobierno de Anguila obtuvo en 2024 casi 40 millones de dólares por la venta de nombres con el dominio .ai, lo que representa nada menos que una cuarta parte de sus ingresos totales. Y esto no ha hecho más que empezar, pues la previsión para 2025 es alcanzar los 50 millones de dólares y superarlos ampliamente en 2026. Más que la lotería, un auténtico premio gordo.

Esto no es de extrañar, puesto que, aunque el coste exacto de las direcciones .ai no ha sido objeto de divulgación pública, se estima que los precios de registro oscilan entre los 150 y los 200 dólares como mínimo (a los que cabe añadir unas tarifas de renovación anual semejantes). Pero, además, cabe destacar que las subastas de los nombres de dominio más solicitados pueden alcanzar cientos de miles de dólares.

Este cuento de hadas contemporáneo que inició Colón culmina con el interés del Gobierno local caribeño en impulsar la construcción de un nuevo aeropuerto para favorecer el crecimiento del turismo, así como mejoras en infraestructuras públicas y atención médica. Ejemplar lección de gestión de uno de los países menos poblados del mundo -la mitad de San Marino- que incluso sirve para algunas ciudades.