El asunto Begoña Gómez provoca una conmoción en la Complutense

Publicado: 29 nov 2024 - 00:20

Los ingleses resumen el caso en un dicho: “No se lleva a la esposa a la oficina”. Es un principio dentro del protocolo de Estado, con respecto al papel de la mujer del primer ministro y se aplica con carácter general. En España, la mayoría de los presidentes han sido discretos y lo han respetado, a excepción de Aznar y de Sánchez. ¿Qué hace la ciudadana Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, en un viaje oficial de Estado, a costa de los contribuyentes? Es una ciudadana particular, insisto, no representa a nadie salvo a sí misma, no es un cargo del Estado, no es la primera dama ni cosa parecida. ¿Quién es Begoña Gómez, cuya titulación oficia reconocida por nuestro sistema educativo es la de bachiller? ¿Cuáles son sus publicaciones, sus artículos científicos en revistas especializadas, cuáles son sus libros, ponencias en congresos, etc.? ¿Por qué la ficha la Complutense como directora de una cátedra y de másteres de los que, gran paradoja, no podría ser alumna con el nivel de estudios que posee? La respuesta es obvia.

Cierto que, en el ámbito de la vida social, puede tener cierto rol en determinados actos como consorte del jefe del Ejecutivo; pero con matices. Su puesto de esposa del presidente no tiene posición en el Real Decreto de Precedencias del Estado, porque en ese sentido, no es nada. Hasta se puede comprender, con matices, que dentro del organigrama de la Moncloa se le asigne el apoyo de una funcionaria que asuma que pueda echarle una mano en determinados asuntos, relativos a determinados actos a los que, protocolariamente, pudiera acompañar a su marido. Pero convertir a esa funcionaria en una empleada al servicio de sus negocios y actividades profesionales es algo más que un abuso y el empleo de un empleado del Estado en actividades incompatibles con su misión.

Sentado que Begoña Gómez está donde está por ser la esposa de Sánchez, a medida que el asunto avanza, las evidencias lo empeoran. Y lo curioso es la evidencia del tinglado, en cuanto a que la propia defensa de Begoña Gómez ha aportado al juzgado unos correos electrónicos que evidencian que María Cristina Álvarez, la asesora de Moncloa que señaló la aseguradora “Reale” el interés de la esposa de Pedro Sánchez en que siguiera patrocinando la cátedra, participó en gestiones de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) mientras Gómez codirigía uno de sus másteres. O sea, que una funcionaria manda correos electrónicos donde consta con una cuenta de correo oficial de presidencia del Gobierno donde firma como directora de programas de la Secretaría General de Presidencia. O sea, los negocios de Begoña son asunto de Estado.

En uno de los “emails”, María Jesús Morillo y Mercedes Vaquero -miembros de la Oficina de Transparencia de Resultados de Investigación (OTRI)- se dirigen a Álvarez para proporcionarle información sobre cómo registrar el dominio de la página web. La responsabilidad evidenciada demuestra que, desde la Moncloa, la asesora oficial participaba directamente en las gestiones ordinarias con la Universidad Complutense de Madrid, como parte de sus funciones. Y ahora, la defensa de Begoña, en cuanto a la acusación de haberse apropiado del dominio en Internet que debería ser propiedad de la UCM, es “porque Begoña firmó el pliego de prescripciones técnicas, fue porque la Universidad Complutense así se lo indicó expresamente”. El decano de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Jorge Clemente Mediavilla, ha tenido que declarar ante la Inspección de Servicios del centro universitario tras solicitar “insistentemente” información sobre el funcionamiento de las cátedras extraordinarias adscritas a la citada facultad. El rector de la Universidad Carlos III de Madrid, presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Públicas Madrileñas, ha recordado que todas las cátedras extraordinarias las deben dirigir solamente personal docente, como mínimo licenciados.

Y el último episodio de este asunto, ha sido la dimisión de un prestigioso profesor y el vicerrector de Comunicación de la Universidad Complutense, Ubaldo Cuesta, en pleno terremoto interno en la UCM por el asunto de Begoña Gómez. Por cierto, que el profesor Cuesta es persona muy conocida en Vigo y Pontevedra, donde ha pronunciado conferencias en diversas e intervenido como ponente en los Cursos Complementarios de Comunicación y Protocolo, desarrollados durante 18 años en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, de la Universidad de Vigo, que yo mismo he dirigido en Pontevedra.

Contenido patrocinado

stats